El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LAS PARTES DE LA CIUDAD
Enfrente de la redacción, la «salle des collections» suele estar vacía y tranquila;
las estanterías en las que están colocados los ejemplares encuadernados invitan al
estudio y la mesa sobre la que están apoyadas las cajas de cartón que contienen los
números del último trimestre facilita las consultas de los redactores y de la gente de la
calle. Situada bajo la cristalera del techo, esta sala se caracteriza por su altura
intelectual; pero, además de archivar el saber del edificio, reúne información sobre la
vida del periódico: hasta aquí llega el rumor de la imprenta, los talleres y algunos
despachos y, durante el encuentro de Gisèle y Romain, se habla abiertamente de las
rivalidades y las intrigas de los profesionales del periodismo 687 .
Por lo que respecta a los despachos principales del periódico, Margerit distingue
claramente entre el del director, el del redactor jefe y el de la secretaria general. El
primero está a la altura de la persona que lo ocupa: situado en el frente del edificio –por
encima del vestíbulo–, con vidrieras en las ventanas, falso revestimiento de madera de
roble y muebles de estilo Renacimiento de imitación, ha sido concebido para hablar de
naderías cotidianas y de cuestiones que acaban siendo económicas. El del recién llegado
destaca por su incesante actividad en relación con la descarga de responsabilidades que
sufre Dominique, si bien su papel también es secundario 688 . En cambio, el de la «femme
forte» prevalece sobre los anteriores por estar directamente vinculado a la intriga de la
novela.
Las alteraciones que se producen en la vida profesional de la secretaria general
llevan consigo nuevas valoraciones de dicho espacio. Al comienzo de la obra, la
habitación de techo acristalado, paredes beige y prácticos muebles de roble claro
todavía es el núcleo central de su existencia: aquí pasa la mayor parte del día dando
instrucciones y resolviendo problemas, pero enseguida se siente desmotivada. Al ver
disminuidas sus atribuciones, su despacho se convierte en una especie de cárcel que le
oprime cuando está desocupada; no obstante, le sirve de guarida mientras planea la
contraofensiva y ejecuta su ataque con ayuda de algunos empleados y de escondrijo el
día en que se oculta con la luz apagada para que Romain no le sorprenda con la «boîte».
En este cuarto bien insonorizado, Dominique mantiene conversaciones privadas en las
que los asuntos laborales y los problemas amorosos se confunden: valiéndose de su
687 Ibídem, pp. 35-37 y 128-135.
688 Véanse respectivamente las páginas 143-148, 127 y 201 de La femme forte.
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