El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LAS PARTES DE LA CIUDAD
pinchándole con una navaja. Y, en cuanto a la mercancía, deducimos que es valiosa y
sospechosa. Inhóspito escondite, pues, que no desentona en su entorno 694 .
La segunda abre su estrecha puerta a una calle cargada de connotaciones
funestas 695 y también está en perfecta armonía con las tenduchas que la rodean. El
descolorido cartel que lleva su nombre, la suciedad que impide ver los trajes del
escaparate y el aspecto mohoso y polvoriento de la fachada anuncian en cierta forma lo
que nos vamos a encontrar dentro. En el interior, la silenciosa penumbra en la que se
concentra una masa de ropa vieja, que, colgada del techo desde hace tiempo, sigue
despidiendo un olor a sudor, tiene algo de siniestra y enigmática. Embriagado por el
«parfum de cadavre et de crime», el protagonista se abre paso por entre el «flasque ciel
de pendus» para llegar a la trastienda, oscura y con forma de embudo, que conduce a las
profundidades más tenebrosas. Esta especie de trampa acaba en un estrecho pasillo en
pendiente que desemboca en un enorme sótano excavado en la toba: antiguo templo
esférico en cuyas celdillas se depositaban las cenizas de los guerreros muertos y actual
almacén en el que el ropavejero judío deposita paquetes atados y etiquetados. A
diferencia de otros establecimientos comerciales, éste tiene el mostrador en la parte más
recóndita de la tienda y vende vestidos que son adquiridos junto con las maniquíes que
los exhiben 696 .
Menos lóbrega, menos intrincada, aunque también misteriosa, la «boutique» de
Reschel es comparada a un gabinete de nigromante: el parpadeo de las porcelanas y de
los objetos dorados más bien parece un ardid de hechicería; la tenue luz procedente del
fondo del local mitiga la oscuridad de la tienda a la vez que despierta la curiosidad de
los clientes; la parquedad de palabras de los contertulios, el rostro ausente e
impenetrable de Philippe: «[...] ce visage où il y avait quelque chose de flottant comme
un rêve et de rigoureux comme un marbre [...]» y su predilección por los abismos
intelectuales nos transportan a un mundo que la imaginación margeritiana sitúa por
debajo de la tierra. La segunda vez que penetramos en este establecimiento, el autor nos
desvela sus secretos. En su «nido tenebroso», Reschel guarda la mercancía que sólo deja
examinar a determinados compradores en la trastienda: en este caso, una caja de cartón
694 Véase «Le bal des voleurs», Ambigu, pp. 22-24.
695 Ya hemos explicado el significado de la rue Monte-à-Regret.
696 Véase «Un drame historique», Ambigu, pp. 59-62.
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