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El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

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EL BALCÓN<br />

LOS ESPACIOS PRIVADOS: LAS PARTES DE LA CASA<br />

Por lo que respecta al balcón, son pocos los ejemplos que encontramos en las<br />

novelas margeritianas y, a menudo, su significado no difiere <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>l <strong>de</strong> las<br />

ventanas. A pesar <strong>de</strong> que es un espacio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que se pue<strong>de</strong> ver y ser visto, los<br />

personajes margeritianos que están por encima <strong>de</strong> los <strong>de</strong> la calle no llaman la atención <strong>de</strong><br />

los transeúntes 597 . Por su posición elevada, permite examinar el entorno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto<br />

<strong>de</strong> vista privilegiado aun cuando los tejados <strong>de</strong> algunos edificios impidan ver lo que está<br />

pasando. Cuando a lo lejos se escuchan sonidos <strong>de</strong> difícil i<strong>de</strong>ntificación, la angustia que<br />

experimentan Lise y Clau<strong>de</strong> es la misma que sienten los vecinos que se asoman a sus<br />

ventanas pero si, tras meses <strong>de</strong> observación y moviéndose a ambos lados, el protagonista<br />

alcanza a ver las idas y venidas que tienen lugar en el Carrousel, analiza la situación con<br />

más clarivi<strong>de</strong>ncia que muchos ciudadanos y extrae sus propias conclusiones a la luz <strong>de</strong><br />

los acontecimientos sucedidos en este escenario 598 .<br />

A la sensación <strong>de</strong> bienestar que procura el contacto directo con el aire fresco <strong>de</strong> la<br />

tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un día <strong>de</strong> calor o tras una tormenta <strong>de</strong> verano, hay que añadir el interés<br />

por contemplar la realidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva diferente: Adolphe disfruta recorriendo<br />

el parque que tiene a sus pies y se recrea viendo las siluetas invertidas <strong>de</strong> las personas y<br />

los objetos que se reflejan en el estanque 599 . Para la persona que vive encerrada, supone<br />

la posibilidad <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> su aislamiento y <strong>de</strong> empaparse <strong>de</strong> dinamismo reparador.<br />

Durante los años en que Jacqueline tuvo que vivir en G. junto a su marido, el balcón <strong>de</strong> la<br />

casa –gris y adornada con pesadas esculturas– se convierte en la atalaya <strong>de</strong> una fortaleza<br />

que abandona en contadas ocasiones. Des<strong>de</strong> aquí domina la plaza, el final <strong>de</strong> la calle<br />

principal y varias intersecciones y se olvida <strong>de</strong> su tedio viendo a las lecheras que van <strong>de</strong><br />

597 Tampoco acostumbran a ver sin ser vistos, a diferencia <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong> Stendhal. Véase al<br />

respecto el análisis <strong>de</strong>l «voir sans être vu» que hace Gilbert Durand en Le décor mythique <strong>de</strong> «La<br />

chartreuse <strong>de</strong> Parme», p. 210 y ss.<br />

598 La Révolution II, p. 118 y La Révolution IV, p. 42.<br />

599 Phénix, p. 197.<br />

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