07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Lo siento mucho. Sólo hay que andar un poco más.<br />

En un ángulo <strong>de</strong>l campo había una casita con tejado <strong>de</strong><br />

paja, <strong>la</strong> cual, a juzgar por su aspecto, probablemente era una<br />

granja que había estado allí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong> que <strong>la</strong> zona fuese<br />

urbanizada. Detrás había un bosquecillo, y el patio estaba separado<br />

<strong>de</strong>l jardín bien cuidado <strong>de</strong> <strong>la</strong> Ógiya.<br />

—Por aquí —dijeron <strong>la</strong>s muchachas, llevándoles a una habitación<br />

con suelo <strong>de</strong> tierra cuyas pare<strong>de</strong>s y postes estaban negros<br />

<strong>de</strong> hollín.<br />

Rin'ya anunció su llegada y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el interior, Yoshino<br />

Dayü respondió:<br />

—¡Bienvenidos! Entrad, por favor.<br />

<strong>El</strong> fuego que ardía en el hogar <strong>la</strong>nzaba un suave resp<strong>la</strong>ndor<br />

rojizo sobre el papel <strong>de</strong> <strong>la</strong> shoji. <strong>El</strong> ambiente parecía muy alejado<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad. Los hombres miraron a su alre<strong>de</strong>dor en <strong>la</strong><br />

cocina y, al ver capas <strong>de</strong> paja para <strong>la</strong> lluvia que colgaban <strong>de</strong> una<br />

pared, se preguntaron qué c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> entretenimiento había p<strong>la</strong>neado<br />

Yoshino para ellos. La puerta corre<strong>de</strong>ra se abrió y uno<br />

tras otro entraron en <strong>la</strong> habitación don<strong>de</strong> crepitaba el fuego.<br />

<strong>El</strong> kimono <strong>de</strong> Yoshino era amarillo c<strong>la</strong>ro, con el obi <strong>de</strong> satén<br />

negro. Llevaba un mínimo <strong>de</strong> maquil<strong>la</strong>je y se había peinado<br />

<strong>de</strong> nuevo, con un estilo sencillo <strong>de</strong> ama <strong>de</strong> casa. Sus invitados<br />

<strong>la</strong> miraron con admiración.<br />

—¡Qué extraordinario!<br />

—¡Es encantadora!<br />

Con aquel atuendo sin pretensiones, realzado por <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s<br />

ennegrecidas, Yoshino estaba cien veces más hermosa<br />

que cuando vestía los trajes complicadamente bordados al estilo<br />

Momoyama que lucía en otras ocasiones. Los vistosos kimonos<br />

a los que los hombres estaban acostumbrados, el rojo <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>bios iridiscente, los biombos dorados y <strong>la</strong>s palmatorias<br />

<strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta eran necesarios para una mujer <strong>de</strong> su profesión. Pero<br />

Yoshino no tenía necesidad <strong>de</strong> accesorios para que <strong>de</strong>stacara<br />

su belleza.<br />

—Humm, esto es algo muy especial —comentó Shoyü.<br />

<strong>El</strong> viejo <strong>de</strong> lengua acerba no era hombre que dispensara<br />

ha<strong>la</strong>gos a <strong>la</strong> ligera y parecía temporalmente domado.<br />

Sin exten<strong>de</strong>r cojines, Yoshino les invitó a sentarse al <strong>la</strong>do<br />

<strong>de</strong>l hogar.<br />

146

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!