07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mos ser capaces <strong>de</strong> curar <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l corazón, <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

misma manera que los doctores curan <strong>la</strong>s <strong>de</strong>l cuerpo. Desgraciadamente,<br />

no he podido hacer nada por el<strong>la</strong>, por lo que <strong>de</strong>sisto<br />

<strong>de</strong> seguir intentándolo. Si no pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que su<br />

amor es uni<strong>la</strong>teral, aconsejarle que se alimente como es <strong>de</strong>bido<br />

es lo mejor que puedo hacer.<br />

—No te preocupes por ello. Otsü no va a pedir ayuda a un<br />

gran farsante como tú.<br />

—Si no me crees, ve a <strong>la</strong> Ógiya, <strong>de</strong> Yanagimachi, y mira<br />

con tus propios ojos lo que está haciendo Musashi. Luego vuelve<br />

y cuéntale a Otsü lo que has visto. Durante algún tiempo<br />

tendrá el corazón <strong>de</strong>sgarrado, pero eso podría abrirle los ojos.<br />

Jotaró se tapó los oídos con los <strong>de</strong>dos.<br />

—¡Cál<strong>la</strong>te, viejo farsante con cabeza <strong>de</strong> bellota!<br />

—Eres tú quien ha venido <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí, ¿lo has olvidado?<br />

Takuan prosiguió su camino y Jotaro se quedó en medio <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> calle, repitiendo un sonsonete muy irrespetuoso que los pilletes<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> calle solían dirigir burlonamente a los sacerdotes<br />

mendicantes. Pero en cuanto perdió <strong>de</strong> vista a Takuan, <strong>la</strong> voz<br />

se le quebró, <strong>la</strong>s lágrimas acudieron a sus ojos y lloró <strong>de</strong>sconso<strong>la</strong>damente.<br />

Cuando por fin recuperó <strong>la</strong> compostura, se enjugó<br />

los ojos y, como un cachorro extraviado que <strong>de</strong> improviso recuerda<br />

el camino <strong>de</strong> su casa, empezó a buscar <strong>la</strong> Ógiya.<br />

La primera persona que vio era una mujer. Con <strong>la</strong> cabeza<br />

cubierta por un velo, parecía un ama <strong>de</strong> casa ordinaria. Jotaró<br />

corrió hacia el<strong>la</strong> y le preguntó:<br />

—¿Por dón<strong>de</strong> se va a Yanagimachi?<br />

—Ése es el barrio autorizado, ¿no?<br />

—¿Qué es un barrio autorizado?<br />

—¡Por los dioses!<br />

—Bueno, dime, ¿qué hacen ahí?<br />

—¡Pero..., pero...!<br />

La mujer le miró indignada un momento antes <strong>de</strong> marcharse<br />

apresuradamente.<br />

Impávido, Jotaro siguió caminando a buen paso, preguntando<br />

a un transeúnte tras otro dón<strong>de</strong> estaba <strong>la</strong> Ógiya.<br />

168

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!