07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¡Cal<strong>la</strong>! —Matahachi sacudió <strong>la</strong> cabeza violentamente—.<br />

Cuando pienso en ello, comprendo que Otsü es todo lo que he<br />

<strong>de</strong>seado en mi vida. Cuando me dije que no podía seguir viviendo<br />

como lo hacía, traté <strong>de</strong> encontrar <strong>la</strong> manera <strong>de</strong> triunfar,<br />

<strong>de</strong> empezar <strong>de</strong> nuevo por el camino recto...; fue porque quería<br />

casarme con el<strong>la</strong>, no por el honor <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia ni por satisfacer<br />

a una vieja horrible.<br />

—¿Hasta cuándo vas a seguir hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> algo que ya ha<br />

terminado? Te haría más bien recitar los sutras. ¡Salve Amida<br />

Buda!<br />

Osugi se abrió paso entre <strong>la</strong>s ramas rotas y <strong>la</strong> hierba seca,<br />

que estaban generosamente rociadas <strong>de</strong> sangre, y entonces dobló<br />

unas hierbas y se arrodilló en el<strong>la</strong>s.<br />

—No me odies, Otsü —dijo—. Ahora que estás muerta, ya<br />

no tengo nada contra ti. Tu muerte ha sido una necesidad. Descansa<br />

en paz.<br />

Palpó a su alre<strong>de</strong>dor con <strong>la</strong> mano izquierda y cogió una<br />

masa <strong>de</strong> cabello negro.<br />

La voz <strong>de</strong> Takuan vibraba.<br />

—¡Otsü!<br />

Transportada hasta <strong>la</strong> oscura hondonada por el viento, parecía<br />

como si tuviera su origen en los árboles y <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s.<br />

—¿Todavía no <strong>la</strong> has encontrado? —preguntó en voz<br />

tensa.<br />

—No, no está por estos alre<strong>de</strong>dores.<br />

<strong>El</strong> dueño <strong>de</strong> <strong>la</strong> posada don<strong>de</strong> Osugi y Otsü se habían alojado<br />

se limpió el sudor <strong>de</strong> <strong>la</strong> frente con un gesto <strong>de</strong> fatiga.<br />

—¿Estás seguro <strong>de</strong> que has oído bien?<br />

—Totalmente seguro. Después <strong>de</strong> que el sacerdote llegara<br />

por <strong>la</strong> noche hasta el Kiyomizu<strong>de</strong>ra, <strong>la</strong> anciana se marchó <strong>de</strong><br />

repente, diciendo que iba a <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> <strong>de</strong>l dios <strong>de</strong> <strong>la</strong> montaña. La<br />

muchacha fue con el<strong>la</strong>.<br />

Los dos hombres reflexionaron, cruzados <strong>de</strong> brazos.<br />

—Tal vez han seguido montaña arriba o han ido a algún<br />

sitio apartado <strong>de</strong>l camino principal —sugirió Takuan.<br />

—¿Por qué estás tan preocupado?<br />

—Me temo que han tendido una trampa a Otsü.<br />

92

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!