07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

patio <strong>de</strong>l Rengeoin había pensado en <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> ocultarse,<br />

pero eso habría sido una <strong>de</strong>scortesía hacia Kóetsu y <strong>la</strong> ruptura<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> promesa que le había hecho a Rin'ya. Sin embargo,<br />

mucho más <strong>de</strong>cisivo era su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que no le acusaran <strong>de</strong> huir<br />

porque tenía miedo.<br />

Después <strong>de</strong> volver a <strong>la</strong> Ógiya, pensó que había mostrado<br />

una admirable compostura. Ahora Yoshino se reía <strong>de</strong> su inmadurez.<br />

Esto no le habría molestado si el<strong>la</strong> se bur<strong>la</strong>ra a <strong>la</strong><br />

manera <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cortesanas, pero parecía perfectamente seria.<br />

Aunque afirmaba no estar enfadado, su mirada, fija en el<br />

b<strong>la</strong>nco rostro <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer, era tan penetrante como <strong>la</strong> punta <strong>de</strong><br />

una espada.<br />

—Explícame lo que has dicho —le pidió. Como el<strong>la</strong> no le<br />

respondió <strong>de</strong> inmediato, añadió—: O tal vez sólo estabas bromeando.<br />

En <strong>la</strong>s mejil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> Yoshino reaparecieron los hoyuelos que<br />

se habían <strong>de</strong>svanecido.<br />

—¿Cómo pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cir tal cosa? —Se echó a reír, sacudiendo<br />

<strong>la</strong> cabeza—. ¿Crees que bromearía sobre algo tan serio<br />

como un guerrero?<br />

—Bien, ¿qué querías <strong>de</strong>cir? ¡Dímelo!<br />

—De acuerdo. Puesto que pareces tan <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> saberlo,<br />

intentaré explicártelo. ¿Estabas escuchando cuando tocaba el<br />

<strong>la</strong>úd?<br />

—¿Qué tiene eso que ver?<br />

—Tal vez es una tontería preguntártelo. Estás tan tenso<br />

que tus oídos difícilmente podrían captar los tonos finos, sutiles<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> música.<br />

—No, eso no es cierto. Estaba escuchando.<br />

—¿Se te ocurrió preguntarte cómo todas esas complicadas<br />

combinaciones <strong>de</strong> tonos bajos y altos, frases fuertes y débiles,<br />

pue<strong>de</strong>n producirse con sólo cuatro cuerdas?<br />

—Escuchaba el re<strong>la</strong>to. ¿Qué más <strong>de</strong>bía oír?<br />

—Mucha gente lo hace, pero me gustaría hacer una comparación<br />

entre el <strong>la</strong>úd y un ser humano. En vez <strong>de</strong> exponer <strong>la</strong><br />

técnica para tocar el instrumento, permíteme recitar un poema<br />

<strong>de</strong> Po Chü-i en el que <strong>de</strong>scribe los sonidos <strong>de</strong>l <strong>la</strong>úd. Estoy segura<br />

<strong>de</strong> que lo conoces.<br />

Su frente se arrugó ligeramente mientras entonaba el poe-<br />

156

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!