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Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

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Éste es mi sino, Otsu. Estoy dividido entre el amor y <strong>la</strong> autodisciplina.<br />

Parece como si recorriera dos caminos al mismo<br />

tiempo. Sin embargo, cuando los caminos divergen, siempre<br />

consigo mantenerme en el correcto. Me conozco mejor que nadie,<br />

y no soy ni un genio ni un gran hombre.<br />

Volvió a guardar silencio. A pesar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo que tenía <strong>de</strong><br />

expresar sus sentimientos sinceramente, le pareció que sus pa<strong>la</strong>bras<br />

ocultaban <strong>la</strong> verdad. Su corazón le <strong>de</strong>cía que <strong>de</strong>bía ser<br />

incluso más franco.<br />

—Ésa es <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> hombre que soy. ¿Qué más puedo <strong>de</strong>cir?<br />

Pienso en mi espada y tú <strong>de</strong>sapareces en algún rincón oscuro<br />

<strong>de</strong> mi mente..., mejor dicho, <strong>de</strong>sapareces por completo,<br />

sin <strong>de</strong>jar rastro. En esas ocasiones es cuando me siento más<br />

feliz y satisfecho con mi vida, ¿compren<strong>de</strong>s? Durante todo este<br />

tiempo has sufrido, has arriesgado tu cuerpo y tu espíritu por<br />

un hombre que ama a su espada más que a ti. Moriré por mi<br />

honor <strong>de</strong> espadachín, pero no moriría por el amor <strong>de</strong> una mujer,<br />

ni siquiera tú. Por mucho que quisiera ponerme <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s<br />

y rogarte que me perdones, no puedo hacerlo.<br />

Notó que los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> Otsü le aferraban <strong>la</strong> muñeca. Ya no<br />

estaba llorando.<br />

—Todo eso ya lo sé —dijo con vehemencia—. Si no lo supiera,<br />

no te amaría tanto.<br />

—Pero ¿no te das cuenta <strong>de</strong> que es absurdo que mueras por<br />

mí? En este momento te pertenezco en cuerpo y alma, pero<br />

cuando te haya <strong>de</strong>jado... No <strong>de</strong>bes morir por el amor <strong>de</strong> un<br />

hombre como yo. Hay una c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> vida correcta y a<strong>de</strong>cuada<br />

para una mujer, Otsü, y <strong>de</strong>bes buscar<strong>la</strong>, has <strong>de</strong> llevar una vida<br />

feliz. Éstas serán mis pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida. Es hora <strong>de</strong> que<br />

parta.<br />

Apartó suavemente <strong>la</strong> mano femenina <strong>de</strong> su muñeca y se<br />

levantó. <strong>El</strong><strong>la</strong> le cogió <strong>de</strong> <strong>la</strong> manga y gritó:<br />

—¡Musashi, sólo un momento más!<br />

Había tantas cosas que quería <strong>de</strong>cirle: no le importaba que<br />

<strong>la</strong> olvidara cuando no estaba con el<strong>la</strong>, ni que <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mara insignificante,<br />

y no se había hecho ilusiones sobre su carácter cuando<br />

se enamoró <strong>de</strong> él. Volvió a cogerle <strong>de</strong> <strong>la</strong> manga, mirándole a<br />

los ojos e intentando prolongar aquel último momento, impedir<br />

que finalizara jamás.<br />

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