07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—No llegué a hacerlo, pero más tar<strong>de</strong> me sentí intrigada.<br />

¿No es ésa <strong>la</strong> chica con <strong>la</strong> que estabas prometido?<br />

—Sí.<br />

—Ya me lo parecía. Mi madre te causó muchas dificulta<strong>de</strong>s,<br />

¿verdad?<br />

Matahachi no respondió a <strong>la</strong> pregunta.<br />

—¿Todavía estás soltera? No sé, te veo distinta.<br />

—Cuando te marchaste, mi madre me hizo <strong>la</strong> vida imposible.<br />

Lo soporté tanto como pu<strong>de</strong>, porque es mi madre, pero el<br />

año pasado, cuando estábamos en Sumiyoshi, me escapé.<br />

—Arruinó nuestras vidas, pero espera y verás. Al final recibirá<br />

lo que se merece.<br />

—Lo mismo me da. Tan sólo quisiera saber qué voy a hacer<br />

a partir <strong>de</strong> ahora.<br />

—Estoy en tu misma situación. <strong>El</strong> futuro no parece muy<br />

ha<strong>la</strong>güeño. Quisiera <strong>de</strong>squitarme <strong>de</strong> Oko, pero supongo que<br />

nunca podré hacer más que pensar en ello.<br />

Mientras se quejaban <strong>de</strong> sus dificulta<strong>de</strong>s, Osugi hacía sus<br />

preparativos <strong>de</strong> viaje. Al cabo <strong>de</strong> un rato chasqueó <strong>la</strong> lengua y<br />

dijo abruptamente:<br />

—¡Matahachi! ¿Qué haces ahí, <strong>de</strong> palique con alguien que<br />

no tiene nada que ver con nosotros? ¡Ven y ayúdame a hacer el<br />

equipaje!<br />

—Sí, madre.<br />

—Adiós, Matahachi, espero que volvamos a vernos.<br />

Desalentada e incómoda, Akemi se apresuró a marcharse.<br />

Poco <strong>de</strong>spués encendieron una lámpara y apareció <strong>la</strong> sirvienta<br />

con <strong>la</strong> cena y sake. Madre e hijo intercambiaron <strong>la</strong>s tazas<br />

sin mirar <strong>la</strong> cuenta, que yacía en <strong>la</strong> ban<strong>de</strong>ja entre ellos. Los<br />

sirvientes se presentaron uno tras otro para <strong>de</strong>spedirles, y finalmente<br />

lo hizo el posa<strong>de</strong>ro.<br />

—¿De modo que partís esta noche? Ha sido grato teneros<br />

aquí durante tanto tiempo. Lamento no haber podido daros el<br />

trato especial que merecéis. Confiamos en veros <strong>de</strong> nuevo <strong>la</strong><br />

próxima vez que vengáis a Kyoto.<br />

—Gracias —respondió Osugi—. Es muy posible que venga<br />

otra vez. Veamos..., ¿han pasado ya tres meses <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fin<br />

<strong>de</strong> año?<br />

—Sí, aproximadamente. Os echaremos <strong>de</strong> menos.<br />

199

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!