07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—A<strong>de</strong>más hay otra señora. Es anciana y me temo que bastante<br />

nerviosa.<br />

—Si a el<strong>la</strong> no le importa, por mí no hay inconveniente.<br />

—Tendré que preguntárselo cuando vuelva. Ahora está ausente.<br />

—¿Hay una habitación don<strong>de</strong> pueda <strong>de</strong>scansar hasta entonces?<br />

—Des<strong>de</strong> luego.<br />

<strong>El</strong> empleado condujo a Akemi por el pasadizo, y Otsü <strong>la</strong>mentó<br />

no haber aprovechado <strong>la</strong> oportunidad para hacerle algunas<br />

preguntas. Reflexionó entristecida en que <strong>de</strong>bería<br />

apren<strong>de</strong>r a ser más agresiva.<br />

Para mitigar sus celosas sospechas, Otsü se había asegurado<br />

una y otra vez que Musashi no era <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> hombre que va por<br />

ahí tonteando con otras mujeres. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel día se había<br />

sentido <strong>de</strong>salentada: «<strong>El</strong><strong>la</strong> ha tenido más oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estar<br />

cerca <strong>de</strong> Musashi... Probablemente es mucho más inteligente<br />

que yo y sabe mejor cómo conquistar el corazón <strong>de</strong> un hombre».<br />

Hasta aquel día, <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> que hubiera otra mujer<br />

nunca había pasado por su mente. Ahora reflexionó en <strong>la</strong>s que<br />

consi<strong>de</strong>raba sus propias <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s: «No soy bonita y tampoco<br />

soy muy lista. No tengo padres ni familiares que me apoyen<br />

para casarme». Al compararse con otras mujeres, le parecía<br />

que <strong>la</strong> gran esperanza <strong>de</strong> su vida estaba ridicu<strong>la</strong>mente fuera <strong>de</strong><br />

su alcance, que era persuntuoso por su parte pensar que Musashi<br />

pudiera llegar a pertenecerle. Ya no podía hacer acopio<br />

<strong>de</strong>l valor que le permitió trepar al viejo cedro durante una<br />

fuerte tormenta.<br />

«¡Ojalá tuviera <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong> Jótaró!», se <strong>la</strong>mentó. Incluso<br />

imaginaba que había perdido su juventud. «En el Shippóji tenía<br />

aún parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> inocencia que tiene Jotaró. Por eso fui capaz<br />

<strong>de</strong> liberar a Musashi.» Se echó a llorar, y <strong>la</strong>s lágrimas cayeron<br />

sobre <strong>la</strong> te<strong>la</strong> que estaba cosiendo.<br />

—¿Estás aquí, Otsu? —preguntó Osugi en tono imperioso—.<br />

¿Qué haces ahí sentada en <strong>la</strong> oscuridad?<br />

<strong>El</strong> crepúsculo había llegado sin que <strong>la</strong> muchacha se diese<br />

cuenta.<br />

74

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!