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Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

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—También yo lo creo así —convino Koetsu, y se volvió hacia<br />

el tembloroso portero—. ¿Qué han dicho?<br />

—Todos los hombres se habían marchado, y estaba a punto<br />

<strong>de</strong> cerrar <strong>la</strong> puerta cuando esos tres samurais me ro<strong>de</strong>aron <strong>de</strong><br />

repente. Uno <strong>de</strong> ellos, que parecía <strong>de</strong> mal genio, se sacó una<br />

carta <strong>de</strong>l kimono y me pidió que <strong>la</strong> entregara al invitado que se<br />

aloja aquí.<br />

—¿No mencionó el nombre Musashi?<br />

—Bueno, más tar<strong>de</strong> dijo «Miyamoto Musashi», y añadió<br />

que Musashi llevaba aquí varios díass.<br />

—¿Qué le respondiste?<br />

—Me pediste que no hab<strong>la</strong>ra con nadie <strong>de</strong> Musashi, así que<br />

sacudí <strong>la</strong> cabeza y dije que aquí no había nadie <strong>de</strong> ese nombre.<br />

Él se enfadó y me l<strong>la</strong>mó embustero, pero uno <strong>de</strong> los otros..., un<br />

hombre algo mayor, sonriente..., le calmó y dijo que encontrarían<br />

el modo <strong>de</strong> entregar <strong>la</strong> carta directamente. No estoy seguro<br />

<strong>de</strong> lo que quería <strong>de</strong>cir, pero parecía una amenaza. Fueron<br />

hacia esa esquina.<br />

—A<strong>de</strong>lántate un poco, Koetsu —le dijo Musashi—. No<br />

quiero que recibas ningún daño o te veas implicado en cualquier<br />

problema por mi culpa.<br />

Koetsu replicó riendo:<br />

—No te preocupes por mí, sobre todo si estás seguro <strong>de</strong> que<br />

son los hombres <strong>de</strong> Yoshioka. No les temo lo más mínimo. Vamos.<br />

Cuando ya habían salido, Koetsu asomó <strong>la</strong> cabeza a <strong>la</strong><br />

puertecil<strong>la</strong> situada a un <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l portal y l<strong>la</strong>mó:<br />

—¡Madre!<br />

—¿Te has olvidado <strong>de</strong> algo? —le preguntó el<strong>la</strong>.<br />

—No, sólo estaba pensando que si estás preocupado por<br />

mí, podría enviar un mensajero a Shóyü y <strong>de</strong>cirle que no puedo<br />

ir esta noche.<br />

—Oh, no. Temo más que algo pudiera ocurrirle a Musashi,<br />

pero no creo que él regresara si intentaras <strong>de</strong>tenerle. ¡Id y pasadlo<br />

bien!<br />

Koetsu dio alcance a Musashi y, mientras caminaban sin<br />

prisa por <strong>la</strong> oril<strong>la</strong> <strong>de</strong>l río, le dijo:<br />

—La casa <strong>de</strong> Shóyü está calle abajo, en <strong>la</strong> avenida Ichijó y<br />

<strong>la</strong> calle Horikawa. Probablemente ahora está preparándose,<br />

así que iremos a buscarle. Nos queda <strong>de</strong> paso.<br />

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