07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

flexionó que, en conjunto, no era un estado <strong>de</strong> cosas muy satisfactorio.<br />

—Vamos —dijo el chiquillo con impaciencia.<br />

Cuando reanudaron su camino, uno <strong>de</strong> los sacerdotes <strong>de</strong>l<br />

Mudóji corrió tras ellos.<br />

—¡Seinen! —l<strong>la</strong>mó al muchacho—. ¿Adon<strong>de</strong> vais?<br />

—Al edificio principal. Quiere ver <strong>la</strong> estatua <strong>de</strong> Kannon.<br />

—¿No podrías llevarle en otra ocasión?<br />

—Perdóname por traer al muchacho conmigo cuando probablemente<br />

tiene trabajo que hacer —dijo Musashi—. Pue<strong>de</strong>s<br />

llevártelo. Ya iré al edificio principal en otro momento.<br />

—No he venido a por él. Me gustaría que vinieras conmigo,<br />

si no te importa.<br />

-¿Yo?<br />

—Sí, <strong>la</strong>mento molestarte, pero...<br />

—¿Ha venido alguien en mi busca? —preguntó Musashi,<br />

sin <strong>de</strong>notar <strong>la</strong> menor sorpresa.<br />

—Pues sí. Le dije que no estabas, pero ellos replicaron<br />

que acababan <strong>de</strong> verte con Seinen. Insistieron en que viniera<br />

a buscarte.<br />

Durante el camino <strong>de</strong> regreso al Mudoji, Musashi preguntó<br />

al sacerdote quiénes eran sus visitantes y se enteró <strong>de</strong> que procedían<br />

<strong>de</strong>l Sannóin, otros <strong>de</strong> los templos subsidiarios.<br />

Eran unos diez, vestidos con túnicas negras y con cintas marrones<br />

en <strong>la</strong> cabeza. Sus rostros airados podrían haber pertenecido<br />

a los temidos guerreros sacerdotes <strong>de</strong> antaño, una altiva<br />

raza <strong>de</strong> matones con prendas eclesiásticas a quienes les habían<br />

cortado <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s pero que, al parecer, habían reconstruido su<br />

nido. Los que no habían sabido aprovechar <strong>la</strong> lección que les<br />

dio Nobunaga andaban pavoneándose con gran<strong>de</strong>s espadas al<br />

costado, mandando <strong>de</strong>spóticamente a otros y l<strong>la</strong>mándose a sí<br />

mismos eruditos <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley budista, aunque en realidad eran<br />

unos rufianes intelectuales.<br />

—Ahí está —dijo uno.<br />

—¿Es él? —preguntó otro en tono <strong>de</strong>spectivo.<br />

Le miraron con una hostilidad sin disimulo.<br />

Un fornido sacerdote señaló a los acompañantes <strong>de</strong> Musashi<br />

con su <strong>la</strong>nza y les dijo:<br />

—Gracias. Ya no sois necesarios. ¡Volved a<strong>de</strong>ntro! —En-<br />

261

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!