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Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

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<strong>de</strong>l cielo, seguid <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> esgrima. ¡<strong>El</strong>egid una hora y un<br />

lugar!<br />

—¡Eso es muy justo! —replicó Jürózaemon—. Pero si establecemos<br />

una fecha y un lugar, ¿pue<strong>de</strong>s garantizarnos que<br />

Musashi se presentará?<br />

—Lo haría <strong>de</strong> buen grado, pero...<br />

—¿Pue<strong>de</strong>s garantizarlo?<br />

—¿Qué puedo <strong>de</strong>ciros? ¡Que hable Musashi por sí mismo!<br />

—¡Tal vez te propones ayudarle a escapar!<br />

—¡No seas asno! Si mostrara parcialidad hacia él, vosotros<br />

me <strong>de</strong>safiaríais. No es amigo mío y no hay ninguna razón para<br />

que le proteja. Y si abandona Kyoto, no tenéis más que colocar<br />

avisos en toda <strong>la</strong> ciudad exponiendo su cobardía.<br />

—Eso no basta. Esta noche no nos iremos <strong>de</strong> aquí a menos<br />

que nos garantices que le tendrás bajo custodia hasta el encuentro.<br />

Kojiró giró sobre sus talones, sacó el pecho y se acercó más<br />

a Musashi, el cual había estado mirando fijamente su espalda.<br />

Sus miradas se trabaron, como <strong>la</strong>s <strong>de</strong> dos fieras salvajes que se<br />

vigi<strong>la</strong>n mutuamente. Había algo inevitable en <strong>la</strong> manera en<br />

que sus personalida<strong>de</strong>s juveniles se enfrentaban, un reconocimiento<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> capacidad <strong>de</strong>l otro y, tal vez, una pizca <strong>de</strong> temor.<br />

—¿Consientes en que el encuentro se realice como he propuesto,<br />

Musashi?<br />

—Acepto.<br />

—Muy bien.<br />

—Sin embargo, me opongo a tu participación.<br />

—¿No estás dispuesto a quedar bajo mi custodia?<br />

—Me ofen<strong>de</strong> lo que eso significa. En mis combates con Seijüró<br />

y Denshichiró no he dado <strong>la</strong> menor muestra <strong>de</strong> cobardía.<br />

¿Por qué creen sus seguidores que huiría antes <strong>de</strong> enfrentarme<br />

a ellos?<br />

—Bien dicho, Musashi. No lo olvidaré. Ahora, <strong>de</strong>jando<br />

aparte mi garantía, ¿<strong>de</strong>cidirás el lugar y <strong>la</strong> hora?<br />

—Estoy <strong>de</strong> acuerdo con cualquier lugar y hora que ellos<br />

elijan.<br />

—Ésa también es una respuesta gal<strong>la</strong>rda. ¿Dón<strong>de</strong> estarás<br />

hasta el momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha?<br />

—No tengo ninguna dirección.<br />

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