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Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

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Musashi extendió los brazos verticalmente por encima <strong>de</strong><br />

su cabeza.<br />

—¡Ya está! —susurró Jótaró.<br />

Musashi cogió el saco <strong>de</strong> carbón con una mano y lo <strong>la</strong>nzó<br />

tan alto como pudo. Cayó con un ruido sordo entre los juncos.<br />

No sucedió nada.<br />

—Aquí no hay agua —le informó Jótard cuando hubo saltado.<br />

—Cuídate.<br />

Musashi miró a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> grieta en el muro hasta que no<br />

pudo seguir oyendo el sonido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pisadas <strong>de</strong>l muchacho, y<br />

entonces se dirigió rápida y <strong>de</strong>spreocupadamente a <strong>la</strong> más concurrida<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s callejas principales. Ninguno <strong>de</strong> los numerosos<br />

juerguistas que pulu<strong>la</strong>ban por allí le prestó <strong>la</strong> menor atención.<br />

Cuando salió por <strong>la</strong> puerta principal, los hombres <strong>de</strong> Yoshioka<br />

que estaban allí apostados reprimieron un grito colectivo,<br />

y todos los ojos convergieron en él. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los guardianes<br />

junto al portal, había samurais en cuclil<strong>la</strong>s alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

fogatas, don<strong>de</strong> los porteadores <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>nquines pasaban el<br />

tiempo mientras esperaban, y guardianes <strong>de</strong> relevo en <strong>la</strong> casa<br />

<strong>de</strong> té Amigasa y el establecimiento <strong>de</strong> bebidas al otro <strong>la</strong>do <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> calle. Aquellos hombres no habían disminuido un solo momento<br />

su vigi<strong>la</strong>ncia, alzando sin ninguna ceremonia los sombreros<br />

<strong>de</strong> juncos y examinando los rostros. También habían <strong>de</strong>tenido<br />

los pa<strong>la</strong>nquines para examinar a sus ocupantes.<br />

En varias ocasiones habían entab<strong>la</strong>do negociaciones con <strong>la</strong><br />

Ógiya para registrar el local, pero el resultado había sido negativo.<br />

Por lo que respectaba a <strong>la</strong> dirección, Musashi no estaba<br />

allí, y los hombres <strong>de</strong> Yoshioka no podían actuar basándose en<br />

el rumor <strong>de</strong> que Yoshino Dayü estaba protegiendo a Musashi.<br />

Era <strong>de</strong>masiado admirada, tanto en el distrito como en <strong>la</strong> misma<br />

ciudad, para que fuese posible asaltar <strong>la</strong> casa sin graves repercusiones.<br />

Obligados a librar un combate <strong>de</strong> espera, los hombres <strong>de</strong><br />

Yoshioka habían ro<strong>de</strong>ado el barrio a cierta distancia. No habían<br />

<strong>de</strong>scartado <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> que Musashi intentara escapar<br />

por encima <strong>de</strong>l muro, pero <strong>la</strong> mayoría esperaban que saliera<br />

por <strong>la</strong> puerta, o bien disfrazado o bien en el interior <strong>de</strong> un<br />

pa<strong>la</strong>nquín cerrado. La única contingencia para <strong>la</strong> que no es-<br />

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