07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Genjiro como su portaestandarte, no tuvo más alternativa que<br />

matarlo. <strong>El</strong> muchacho era su general. Mientras viviera, <strong>la</strong> escue<strong>la</strong><br />

Yoshioka no se daría por <strong>de</strong>rrotada. Musashi podría haber<br />

matado a diez, veinte o treinta, pero, a menos que Genjiro<br />

muriese, los supervivientes siempre podrían <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rarse vencedores.<br />

Matar primero al muchacho convirtió a Musashi en el<br />

vencedor, aunque más tar<strong>de</strong> él mismo hubiera muerto en el<br />

combate.<br />

Según <strong>la</strong>s leyes que regían a quienes manejaban <strong>la</strong> espada,<br />

ésa era una lógica intachable. Y para Musashi tales leyes eran<br />

absolutas.<br />

Sin embargo, el recuerdo <strong>de</strong> Genjiro le turbaba profundamente<br />

y daba lugar a <strong>la</strong> duda, <strong>la</strong> aflicción y el dolor. La crueldad<br />

<strong>de</strong> su acto era repelente incluso para él mismo.<br />

«¿Debería <strong>de</strong>jar <strong>la</strong> espada y vivir como un hombre ordinario?»,<br />

se preguntó, y no por primera vez. En el c<strong>la</strong>ro cielo crepuscu<strong>la</strong>r,<br />

los b<strong>la</strong>ncos pétalos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s flores <strong>de</strong> cerezo caían al<br />

azar, como copos <strong>de</strong> nieve, <strong>de</strong>jando que los árboles parecieran<br />

tan vulnerables como él se sentía ahora, vulnerable a <strong>la</strong>s dudas<br />

sobre si <strong>de</strong>bía cambiar su estilo <strong>de</strong> vida. «Si <strong>de</strong>jara <strong>la</strong> espada,<br />

podría vivir con Otsü», se dijo, pero entonces recordó <strong>la</strong>s vidas<br />

indolentes <strong>de</strong> los ciudadanos <strong>de</strong> Kyoto y el mundo habitado<br />

por Koetsu y Shóyü. «Eso no es para mí», dijo con <strong>de</strong>cisión.<br />

Cruzó el portal y entró en su habitación. Se sentó al <strong>la</strong>do <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> lámpara, cogió su obra a medio hacer y se puso a tal<strong>la</strong>r rápidamente.<br />

Terminar <strong>la</strong> imagen <strong>de</strong> <strong>la</strong> diosa tenía una importancia<br />

vital para él. La pericia <strong>de</strong> <strong>la</strong> ejecución era lo <strong>de</strong> menos;<br />

quería <strong>de</strong>sesperadamente <strong>de</strong>jar algo allí para conso<strong>la</strong>r el espíritu<br />

<strong>de</strong>l fallecido Genjiro.<br />

Al notar que disminuía <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> lámpara, Musashi <strong>la</strong> <strong>de</strong>spabiló.<br />

En <strong>la</strong> quietud absoluta <strong>de</strong>l anochecer, era audible el<br />

sonido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pequeñas virutas que caían sobre el tatami. Su<br />

concentración era absoluta, todo su ser estaba centrado en el<br />

punto <strong>de</strong>l contacto con <strong>la</strong> ma<strong>de</strong>ra. Una vez <strong>de</strong>dicado a una tarea,<br />

era natural para él que le absorbiera por completo hasta<br />

haber<strong>la</strong> terminado, indiferente al hastío o <strong>la</strong> fatiga.<br />

Los tonos <strong>de</strong>l sutra subían y bajaban.<br />

Cada vez que <strong>de</strong>spabi<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> lámpara, reanudaba su trabajo<br />

con un aire <strong>de</strong> entrega y reverencia, como los escultores an-<br />

265

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!