07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

tar seguro. Para alcanzar una ventana <strong>la</strong>teral, hizo rodar una<br />

piedra <strong>de</strong>l jardín hasta el muro, se encaramó a el<strong>la</strong> y apretó <strong>la</strong><br />

nariz contra el enrejado <strong>de</strong> bambú.<br />

—¡Está ahí! —dijo entre dientes, esforzándose por seguir<br />

ocultando su presencia. Ansiaba exten<strong>de</strong>r <strong>la</strong> mano y tocar a su<br />

maestro. ¡Hacía tanto tiempo que no le veía!<br />

Musashi dormía al <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l hogar, con <strong>la</strong> cabeza apoyada<br />

en un brazo. Jótard jamás le había vestido con semejante<br />

atuendo, un kimono <strong>de</strong> seda profusamente adornado, <strong>de</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se<br />

preferida por los jóvenes elegantes <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad. Una te<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>na roja estaba extendida en el suelo, y sobre el<strong>la</strong> había un<br />

pincel, una caja <strong>de</strong> tinta y varias hojas <strong>de</strong> papel. En una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

hojas Musashi había practicado el dibujo <strong>de</strong> una berenjena y en<br />

<strong>la</strong> otra <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> un pollo.<br />

Jótaró se había quedado estupefacto. «¿Cómo pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r<br />

el tiempo haciendo dibujos? —se preguntó, airado—. ¿Es<br />

que no sabe que Otsü está enferma?»<br />

Un manto muy bordado cubría a medias los hombros <strong>de</strong><br />

Musashi. No había duda <strong>de</strong> que era una prenda femenina, y el<br />

l<strong>la</strong>mativo kimono era... repugnante. Jótaro percibía un aura <strong>de</strong><br />

voluptuosidad en <strong>la</strong> que acechaba el mal. Como le ocurriera el<br />

día <strong>de</strong> Año Nuevo, le invadió una oleada <strong>de</strong> profunda indignación<br />

por el corrupto comportamiento <strong>de</strong> los adultos. «Hay algo<br />

raro en él —se dijo—. No es el <strong>de</strong> antes.»<br />

La irritación fue convirtiéndose poco a poco en malicia, y<br />

supo lo que <strong>de</strong>bía hacer: iba a darle un buen susto. Empezó a<br />

bajar con sigilo <strong>de</strong> <strong>la</strong> piedra.<br />

—Jotaró —dijo Musashi—. ¿Qué te ha traído aquí?<br />

<strong>El</strong> chiquillo se <strong>de</strong>tuvo y volvió a mirar a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> ventana.<br />

Musashi seguía tendido, pero tenía los ojos entornados y<br />

sonreía.<br />

Jotaró dobló corriendo <strong>la</strong> esquina <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa, cruzó <strong>la</strong> puerta<br />

y echó los brazos al cuello <strong>de</strong> Musashi.<br />

—¡Sensei! —exc<strong>la</strong>mó alegremente.<br />

—De modo que has venido, ¿eh? —Tendido boca arriba,<br />

Musashi extendió los brazos y apretó <strong>la</strong> sucia cabeza <strong>de</strong>l muchacho<br />

contra su pecho—. ¿Cómo has sabido que estaba aquí?<br />

¿Te lo dijo Takuan? Ha pasado mucho tiempo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> última<br />

vez que nos vimos.<br />

172

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!