07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Comprendo lo que sientes, Otsu, pero te ruego que no<br />

mueras cobar<strong>de</strong>mente. No permitas que tu aflicción te hunda<br />

en el valle <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte y sucumbas como un ser débil. Primero<br />

ponte bien y luego piensa en ello. No entrego mi vida por una<br />

causa inútil. He elegido hacer lo que hago porque muriendo<br />

puedo conseguir una vida eterna. Pue<strong>de</strong>s estar segura <strong>de</strong> que,<br />

aun cuando mi cuerpo se convierta en polvo, seguiré vivo.<br />

Retuvo el aliento y entonces añadió una advertencia:<br />

—¿Me estás escuchando? Si tratas <strong>de</strong> seguirme en <strong>la</strong> muerte,<br />

quizá <strong>de</strong>scubras que estás muriendo so<strong>la</strong>. Tal vez me bus-.<br />

ques en el más allá y compruebes que no estoy allí. Me propongo<br />

vivir cien o mil años... en los corazones <strong>de</strong> mis paisanos, en el<br />

espíritu <strong>de</strong> <strong>la</strong> esgrima japonesa.<br />

Antes <strong>de</strong> que el<strong>la</strong> pudiera hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> nuevo, Musashi se había<br />

alejado tanto que ya no habría podido oír<strong>la</strong>. Otsü tenía <strong>la</strong><br />

sensación <strong>de</strong> que su propia alma <strong>la</strong> había abandonado, pero no<br />

creía que aquello fuese una <strong>de</strong>spedida. Era más bien como si a<br />

los dos les engullera una gran oleada <strong>de</strong> vida y muerte.<br />

Una cascada <strong>de</strong> tierra y guijarros cayó al pie <strong>de</strong>l risco, seguida<br />

<strong>de</strong> cerca por Jótaró, el cual llevaba puesta <strong>la</strong> grotesca<br />

máscara que le diera <strong>la</strong> viuda en Nara.<br />

<strong>El</strong> muchacho alzó los brazos y exc<strong>la</strong>mó:<br />

—¡Ha sido <strong>la</strong> sorpresa más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> toda mi vida!<br />

—¿Qué ha ocurrido? —susurró Otsü, no <strong>de</strong>l todo recuperada<br />

<strong>de</strong> su impresión al ver <strong>la</strong> máscara.<br />

—¿No lo has oído? No sé por qué, pero <strong>de</strong> repente alguien<br />

<strong>la</strong>nzó un grito horrible.<br />

—¿Dón<strong>de</strong> estabas? ¿Llevabas puesta <strong>la</strong> máscara?<br />

—Estaba encima <strong>de</strong>l risco. Ahí arriba hay un sen<strong>de</strong>ro más o<br />

menos tan ancho como éste. Trepé un poco y encontré una<br />

gran roca, en <strong>la</strong> que me senté y contemplé <strong>la</strong> luna.<br />

—La máscara... ¿La llevabas puesta?<br />

—Sí, oía aul<strong>la</strong>r a los zorros y un movimiento entre los arbustos<br />

a mi alre<strong>de</strong>dor, quizá tejones o algo parecido. Pensé que<br />

<strong>la</strong> máscara los asustaría. Entonces oí ese grito que he<strong>la</strong>ba <strong>la</strong><br />

sangre, ¡como si lo <strong>la</strong>nzara un espíritu en el infierno!<br />

231

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!