07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

puño y letra, y <strong>de</strong>cía que me olvidara <strong>de</strong> ti y buscara a otro con<br />

quien casarme.<br />

—¿Dón<strong>de</strong> está esa carta? ¿Quieres enseñárme<strong>la</strong>?<br />

—Ya no <strong>la</strong> tengo. Cuando Takuan <strong>la</strong> leyó, se echó a reír y<br />

luego se sonó <strong>la</strong> nariz con el<strong>la</strong> y <strong>la</strong> tiró.<br />

—En otras pa<strong>la</strong>bras, no tienes ninguna prueba, por lo que<br />

nadie va a creerte. En el pueblo todo el mundo sabe que eras<br />

mi prometida. Tengo todas <strong>la</strong>s pruebas, mientras que tú no tienes<br />

ninguna. Piénsalo bien, Otsü: si te separas <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más<br />

para estar con Musashi, nunca serás feliz. Parece ser que te<br />

irrita <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> Okd, pero te juro que ya no tengo absolutamente<br />

nada que ver con el<strong>la</strong>.<br />

—Estás perdiendo el tiempo.<br />

—¿No vas a escucharme aun cuando te pida disculpas?<br />

—¿No acabas <strong>de</strong> jactarte <strong>de</strong> que eres un nombre? ¿Por qué<br />

no actúas como tal? Ninguna mujer entregará su corazón a un<br />

cobar<strong>de</strong> débil, <strong>de</strong>svergonzado y mentiroso. Las mujeres no admiran<br />

a los débiles.<br />

—¡Ten cuidado con lo que dices!<br />

—¡Suéltame! Vas a romperme <strong>la</strong> manga.<br />

—¡Puta voluble!<br />

—¡Basta!<br />

—Si no me escuchas, no me importa lo que ocurra.<br />

—¡Matahachi!<br />

—¡Si te interesa vivir, jura que <strong>de</strong>jarás a Musashi!<br />

Le soltó <strong>la</strong> manga para <strong>de</strong>senvainar <strong>la</strong> espada, y, una vez<br />

<strong>de</strong>snuda, <strong>la</strong> hoja pareció dominarle. Era como un hombre poseído,<br />

y sus ojos tenían un brillo salvaje.<br />

Otsü <strong>la</strong>nzó un grito, no tanto porque el arma <strong>la</strong> asustara<br />

sino por <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong> Matahachi.<br />

—¡Perra! —gritó él mientras el<strong>la</strong> se daba <strong>la</strong> vuelta para<br />

huir. La espada <strong>de</strong>scendió, rozando el nudo <strong>de</strong>l obi <strong>de</strong> Otsü.<br />

«No <strong>de</strong>bo permitir que huya», se dijo Matahachi, y corrió<br />

tras el<strong>la</strong>, l<strong>la</strong>mando por encima <strong>de</strong>l hombro a su madre. Osugi<br />

bajó corriendo por <strong>la</strong> pendiente, preguntándose si su hijo habría<br />

<strong>de</strong>sperdiciado <strong>la</strong> ocasión al tiempo que <strong>de</strong>senvainaba su<br />

espada.<br />

—Está allí—dijo Matahachi—. ¡Atrápa<strong>la</strong>, madre!<br />

Pero pronto retrocedió corriendo y se <strong>de</strong>tuvo poco antes <strong>de</strong><br />

89

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!