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Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

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—¡Escucha! Ahí está <strong>de</strong> nuevo.<br />

—Es extraño. Si alguien viniera en busca <strong>de</strong> Otsü, sería ese<br />

chiquillo l<strong>la</strong>mado Jótaró.<br />

—Ésa es una voz <strong>de</strong> hombre.<br />

—Sí, lo sé, y creo haber<strong>la</strong> oído antes.<br />

—Esto tiene ma<strong>la</strong> pinta. Olvídate <strong>de</strong> <strong>la</strong> cabeza, madre, y<br />

trae el farol. ¡Alguien se acerca!<br />

—¿En esta dirección?<br />

—Sí, son dos hombres. Vamonos <strong>de</strong> aquí en seguida.<br />

<strong>El</strong> peligro unió a <strong>la</strong> madre y el hijo con <strong>la</strong> celeridad <strong>de</strong> un<br />

parpa<strong>de</strong>o, pero Osugi no podía renunciar a su sangrienta tarea.<br />

—Espera un momento —le dijo—. Después <strong>de</strong> haber llegado<br />

hasta aquí, no voy a regresar sin <strong>la</strong> cabeza. Si no <strong>la</strong> tengo,<br />

¿cómo voy a <strong>de</strong>mostrar que me he vengado <strong>de</strong> Otsü? En seguida<br />

termino.<br />

—Oh —gimió él, lleno <strong>de</strong> repulsión.<br />

Un grito horrorizado brotó <strong>de</strong> los <strong>la</strong>bios <strong>de</strong> Osugi. Dejó<br />

caer <strong>la</strong> cabeza, se levantó a medias, dio unos tumbos y cayó al<br />

suelo.<br />

—¡No es el<strong>la</strong>! —exc<strong>la</strong>mó. Agitó los brazos e intentó levantarse,<br />

pero volvió a caerse.<br />

Matahachi dio un salto a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte.<br />

—¿Qu... qu... qué? —tartamu<strong>de</strong>ó.<br />

—¡Mira! ¡No es Otsü! Es un hombre..., un mendigo..., un<br />

inválido...<br />

—No es posible —dijo Matahachi—. Conozco a este<br />

hombre.<br />

—¿Cómo? ¿Era algún amigo tuyo?<br />

—¡Oh, no! —replicó bruscamente—. Este hombre era un<br />

estafador que me <strong>de</strong>jó sin b<strong>la</strong>nca. ¿Qué hacía aquí, tan cerca <strong>de</strong><br />

un templo, un sucio estafador como Akakabe Yasoma?<br />

—¿Quién está ahí? —gritó Takuan—. ¿Eres tú, Otsü?<br />

De repente el monje estaba <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos.<br />

Matahachi era mucho más rápido corriendo que su madre.<br />

Mientras se perdía <strong>de</strong> vista, Takuan dio alcance a <strong>la</strong> mujer y <strong>la</strong><br />

agarró con firmeza por el cuello <strong>de</strong>l kimono.<br />

—Tal como pensaba, y supongo que tu querido hijo es el<br />

que ha huido. ¡Matahachi! ¿Qué es eso <strong>de</strong> echar a correr y <strong>de</strong>jar<br />

a tu madre <strong>de</strong>trás? ¡Patán ingrato! ¡Vuelve aquí!<br />

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