07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

contraba a su <strong>la</strong>do no sabía qué <strong>de</strong>cirle. Sonriendo feliz, <strong>de</strong>jó<br />

que Jótaró hab<strong>la</strong>ra.<br />

—Tu herida está curada —dijo el muchacho con un entusiasmo<br />

inusitado—. Al verte sobre <strong>la</strong> vaca pensé que quizá no<br />

podías caminar. Pero aun así hemos logrado llegar aquí primero.<br />

En cuanto Otsü recibió tu carta, se preparó para partir.<br />

Musashi sonreía, asentía, murmuraba interjecciones, pero<br />

<strong>la</strong> char<strong>la</strong> <strong>de</strong> Jótaró sobre Otsü y su amor <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocidos<br />

le hacía sentirse incómodo. Insistió para que fueran a un<br />

pequeño porche trasero que recibía <strong>la</strong> sombra <strong>de</strong> un enrejado<br />

<strong>de</strong> glicinas. La timi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Otsü seguía impidiéndole hab<strong>la</strong>r, y<br />

Musashi se volvió taciturno, pero Jótaró no prestaba atención<br />

a sus estados <strong>de</strong> ánimo, y su rápida chachara se mezc<strong>la</strong>ba con el<br />

zumbido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s abejas y los moscardones.<br />

Le interrumpió <strong>la</strong> voz <strong>de</strong>l dueño <strong>de</strong>l establecimiento.<br />

—Será mejor que entréis, pues está amenazando una tormenta.<br />

Mirad qué oscuro está el cielo sobre Ishiyama<strong>de</strong>ra.<br />

<strong>El</strong> hombre se apresuró a ir <strong>de</strong> un <strong>la</strong>do a otro, quitando <strong>la</strong>s<br />

persianas <strong>de</strong> paja y colocando los postigos contra <strong>la</strong> lluvia a los<br />

<strong>la</strong>dos <strong>de</strong>l porche. <strong>El</strong> río se había vuelto gris y <strong>la</strong>s ráfagas <strong>de</strong><br />

viento agitaban furiosamente <strong>la</strong>s azules glicinas. De súbito, un<br />

relámpago rasgó el cielo y empezó a caer una lluvia torrencial.<br />

—¡Un relámpago! —gritó Jótaró—. <strong>El</strong> primero <strong>de</strong> este<br />

año. De prisa, Otsü, vuelve a<strong>de</strong>ntro o te empaparás. Rápido,<br />

sensei. Ah, <strong>la</strong> lluvia ha llegado en el momento justo. Es perfecto.<br />

Pero si el aguacero era «perfecto» para Jótaró, resultaba<br />

embarazoso para Musashi y Otsü, pues entrar juntos en <strong>la</strong> casa<br />

les haría sentirse como unos amantes embelesados. Musashi se<br />

quedó don<strong>de</strong> estaba, y Otsü, ruborizada, permaneció en el bor<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>l porche, sin más protección <strong>de</strong> los elementos que <strong>la</strong>s glicinas.<br />

<strong>El</strong> hombre que sujetaba un trozo <strong>de</strong> estera <strong>de</strong> paja sobre su<br />

cabeza mientras corría bajo <strong>la</strong> intensa lluvia parecía un gran<br />

paraguas que se <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zara solo. Se apresuró a resguardarse<br />

bajo los aleros <strong>de</strong>l portal <strong>de</strong> un santuario, se alisó el pelo húmedo<br />

y enmarañado y miró con expresión inquisitiva <strong>la</strong>s nubes,<br />

que se movían velozmente.<br />

294

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!