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Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

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La cortesana observó que <strong>la</strong> peonía era <strong>la</strong> reina <strong>de</strong> <strong>la</strong>s flores.<br />

Tal vez era natural que sus ramas marchitas tuvieran una<br />

calidad que no se encontraba en <strong>la</strong> ma<strong>de</strong>ra ordinaria, <strong>de</strong>l mismo<br />

modo que ciertos hombres tenían una valía <strong>de</strong> <strong>la</strong> que otros<br />

estaban faltos.<br />

—¿Cuántos son los hombres cuyo mérito perdura <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> que <strong>la</strong>s flores se han marchitado y muerto? —inquirió y, con<br />

una sonrisa me<strong>la</strong>ncólica, respondió a su propia pregunta—.<br />

Los seres humanos florecemos sólo durante nuestra juventud,<br />

y luego nos convertimos en esqueletos secos e inodoros incluso<br />

antes <strong>de</strong> morir. —Poco <strong>de</strong>spués Yoshino añadió—: Siento no<br />

po<strong>de</strong>r ofreceros más que el sake y el fuego, pero por lo menos<br />

hay leña, suficiente para que dure hasta <strong>la</strong> salida <strong>de</strong>l sol.<br />

—No tienes que disculparte. Ésta es una fiesta digna <strong>de</strong> un<br />

príncipe.<br />

Shóyü, aunque estaba acostumbrado al lujo, era sincero en<br />

su a<strong>la</strong>banza.<br />

—Hay una so<strong>la</strong> cosa que me gustaría que hicierais por mí<br />

—dijo Yoshino—. ¿Me haréis el favor <strong>de</strong> escribir un recordatorio<br />

<strong>de</strong> esta ve<strong>la</strong>da?<br />

Mientras el<strong>la</strong> frotaba <strong>la</strong> piedra <strong>de</strong> tinta, <strong>la</strong>s muchachas extendieron<br />

una alfombra <strong>de</strong> <strong>la</strong>na en <strong>la</strong> habitación contigua sobre<br />

<strong>la</strong> que <strong>de</strong>positaron varias hojas <strong>de</strong> papel <strong>de</strong> escritura chino.<br />

Hecho <strong>de</strong> bambú y morera, era un papel duro y absorbente,<br />

apropiado para <strong>la</strong>s inscripciones caligráficas.<br />

Mitsuhiro adoptó el papel <strong>de</strong> anfitrión, se volvió hacia Takuan<br />

y le dijo:<br />

—Buen sacerdote, puesto que <strong>la</strong> dama lo solicita, ¿escribirás<br />

algo a<strong>de</strong>cuado? ¿O tal vez <strong>de</strong>beríamos pedírselo primero a<br />

Koetsu?<br />

Kóetsu se movió en silencio sobre sus rodil<strong>la</strong>s. Tomó el pincel,<br />

se quedó un momento pensativo y dibujó un pétalo <strong>de</strong> peonía.<br />

Encima <strong>de</strong>l dibujo, Takuan escribió:<br />

150<br />

¿Por qué <strong>de</strong>bo aferrarme<br />

a una vida tan alejada<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> belleza y <strong>la</strong> pasión?<br />

Aunque hermosas, <strong>la</strong>s peonías<br />

se <strong>de</strong>spojan <strong>de</strong> sus pétalos bril<strong>la</strong>ntes y mueren.

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