07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ichijoji, había asegurado haber visto el combate <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio<br />

al fin. Como ya había contado el mismo re<strong>la</strong>to docenas <strong>de</strong><br />

veces, ahora pudo repetirlo con una elocuencia impresionante,<br />

embelleciendo hábilmente los hechos e imitando los movimientos<br />

<strong>de</strong> Musashi.<br />

Mientras los picapedreros escuchaban embelesados sus pa<strong>la</strong>bras,<br />

otros cuatro hombres habían llegado y tomado asientos<br />

en <strong>la</strong> parte <strong>de</strong><strong>la</strong>ntera: Sasaki Kojiró y tres samurais <strong>de</strong>l monte<br />

Hiei. Sus ceños fruncidos inquietaron a los trabajadores, por lo<br />

que éstos cogieron sus tazas <strong>de</strong> té y se retiraron al interior.<br />

Pero a medida que el re<strong>la</strong>to avanzaba, empezaron a reír y hacer<br />

comentarios, repitiendo con frecuencia y evi<strong>de</strong>nte admiración<br />

el nombre <strong>de</strong> Musashi.<br />

Cuando Kojiró llegó al límite <strong>de</strong> su paciencia, les gritó:<br />

—¡Eh, vosotros!<br />

—Sí, señor —corearon ellos, inclinando <strong>la</strong>s cabezas <strong>de</strong> manera<br />

automática.<br />

—¿Qué ocurre aquí? ¡Tú! —señaló al hombre con su abanico<br />

<strong>de</strong> varil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> acero—. Hab<strong>la</strong>s como si supieras mucho.<br />

¡Ven aquí! ¡Y los <strong>de</strong>más también! No voy a haceros daño.<br />

Los hombres salieron arrastrando los pies, y Kojiró siguió<br />

diciendo:<br />

—Os he oído cantar <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>banzas <strong>de</strong> Miyamoto Musashi y<br />

me he hartado. ¡Estáis diciendo tonterías!<br />

Los hombres intercambiaron miradas inquisitivas y murmullos<br />

<strong>de</strong> asombro.<br />

—¿Por qué consi<strong>de</strong>ráis a Musashi un gran espadachín?<br />

Tú..., tú dices que viste <strong>la</strong> lucha el otro día, pero permíteme<br />

asegurarte que yo, Sasaki Kojiró, también <strong>la</strong> vi. Como el testigo<br />

oficial, observé todos los <strong>de</strong>talles. Más tar<strong>de</strong> subí al monte<br />

Hiei e informé a los sacerdotes estudiantes <strong>de</strong> lo que había visto.<br />

A<strong>de</strong>más, a invitación <strong>de</strong> algunos profesores eminentes, visité<br />

varios templos subsidiarios y di más conferencias.<br />

»Ahora bien, al contrario que yo, vosotros no sabéis nada<br />

<strong>de</strong> esgrima —siguió diciendo en un tono <strong>de</strong> creciente con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia—.<br />

No veis más que vencedor y per<strong>de</strong>dores, y entonces<br />

os sumáis al rebaño y a<strong>la</strong>báis a Miyamoto Musashi como si<br />

fuese el espadachín más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> todos los tiempos.<br />

»De ordinario, no me molestaría en refutar <strong>la</strong> chachara <strong>de</strong><br />

281

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!