07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

«Todo ha sido inconsciente. No tenía ninguna intención <strong>de</strong><br />

rezar, ni siquiera había pensado en el objetivo <strong>de</strong> mi plegaria.<br />

Pero si hago <strong>la</strong>s cosas inconscientemente, eso <strong>la</strong>s empeora<br />

aún más.»<br />

Atormentado por <strong>la</strong>s dudas, se sentía estúpido e ina<strong>de</strong>cuado.<br />

En primer lugar, ¿había tenido alguna vez <strong>la</strong> capacidad necesaria<br />

para llegar a ser un guerrero? De haber alcanzado el<br />

estado <strong>de</strong> serenidad al que aspiraba, no habría tenido ninguna<br />

necesidad, ni siquiera inconsciente, <strong>de</strong> plegarias o súplicas. En<br />

un momento <strong>de</strong>moledor, sólo unos minutos antes <strong>de</strong>l combate,<br />

había <strong>de</strong>scubierto en su corazón <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>ras semil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>rrota. ¡Ahora le resultaba imposible consi<strong>de</strong>rar su muerte<br />

inminente como <strong>la</strong> culminación <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> un samurai!<br />

Un instante <strong>de</strong>spués experimentó una profunda gratitud.<br />

La presencia y magnanimidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>idad le envolvió. La batal<strong>la</strong><br />

aún no había dado comienzo, <strong>la</strong> prueba real todavía estaba<br />

por llegar. Había sido advertido a tiempo. Al reconocer su<br />

error, lo había superado. La duda se <strong>de</strong>svaneció y comprendió<br />

que <strong>la</strong> <strong>de</strong>idad le había guiado hasta allí para impartirle aquel<strong>la</strong><br />

enseñanza.<br />

Aunque creía sinceramente en los dioses, no consi<strong>de</strong>raba<br />

que solicitar su ayuda formara parte <strong>de</strong>l <strong>Camino</strong> <strong>de</strong>l Samurai.<br />

<strong>El</strong> <strong>Camino</strong> era una verdad esencial que trascendía a los dioses<br />

y Budas. Retrocedió un paso, juntó <strong>la</strong>s manos y, en vez <strong>de</strong> pedir<br />

protección, agra<strong>de</strong>ció a los dioses que le hubieran ayudado<br />

a tiempo.<br />

Tras hacer una rápida reverencia, se apresuró a salir <strong>de</strong>l<br />

santuario y bajó por el estrecho y empinado sen<strong>de</strong>ro, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se<br />

<strong>de</strong> sen<strong>de</strong>ro que una lluvia intensa convertiría en seguida en un<br />

arroyo impetuoso. Sus pies hacían saltar guijarros y terrones<br />

quebradizos que rompían el silencio. Cuando tuvo a <strong>la</strong> vista el<br />

pino <strong>de</strong> ancha copa, se apartó <strong>de</strong>l sen<strong>de</strong>ro, agazapándose entre<br />

los arbustos. Ni una gota <strong>de</strong> rocío había caído aún <strong>de</strong> <strong>la</strong>s hojas,<br />

y pronto tuvo <strong>la</strong>s rodil<strong>la</strong>s y el pecho empapados. <strong>El</strong> pino no<br />

estaba a más <strong>de</strong> cuarenta o cincuenta pasos por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> él.<br />

Veía al hombre con el mosquete encaramado en sus ramas.<br />

La cólera se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> él.<br />

—¡Cobar<strong>de</strong>s! —dijo, casi alzando <strong>la</strong> voz—. Todo esto contra<br />

un solo hombre.<br />

246

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!