07.12.2012 Views

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

Eiji Yoshikawa MUSASHI 3. El Camino de la Espada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> abrazarle, Musashi se irguió. Jotaro, acurrucado<br />

contra el cálido pecho que casi había olvidado, meneó <strong>la</strong><br />

cabeza como un perrito pequinés.<br />

Jotaro apoyó <strong>la</strong> cabeza en <strong>la</strong> rodil<strong>la</strong> <strong>de</strong> Musashi y permaneció<br />

inmóvil.<br />

—Otsü está en cama, enferma. No pue<strong>de</strong>s imaginar cuánto<br />

<strong>de</strong>sea verte. Dice una y otra vez que se pondría bien si tú fueses<br />

a ver<strong>la</strong>. Una so<strong>la</strong> vez, eso es todo lo que quiere.<br />

—Pobre Otsü.<br />

—Te vio en el puente el día <strong>de</strong> Año Nuevo, hab<strong>la</strong>ndo con<br />

esa chica alocada. Otsü se enfadó y encerró en su concha, como<br />

un caracol. Intenté llevárme<strong>la</strong> <strong>de</strong>l puente, pero no quería venir.<br />

—No <strong>la</strong> culpo. Ese día también yo estaba irritado con<br />

Akemi.<br />

—Tienes que ver<strong>la</strong>. Está en casa <strong>de</strong>l señor Karasumaru.<br />

Bastará con que vayas y le digas: «Mira, Otsü, aquí estoy». Si<br />

haces eso, se pondrá bien en seguida.<br />

Deseoso <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar bien c<strong>la</strong>ro lo que quería, Jotaro le dijo<br />

mucho más, pero ésta era <strong>la</strong> sustancia <strong>de</strong> sus pa<strong>la</strong>bras. Musashi<br />

soltaba un gruñido <strong>de</strong> vez en cuando, y una o dos veces le.dijo:<br />

«¿De veras?», pero, por razones que escapaban al muchacho,<br />

no le dijo que haría lo que le estaba pidiendo, por mucho que<br />

se lo rogara. A pesar <strong>de</strong> <strong>la</strong> enorme estima en que tenía a su<br />

maestro, empezó a sentirse disgustado y experimentó <strong>la</strong> comezón<br />

<strong>de</strong> pelearse en serio con él.<br />

Su beligerancia fue en aumento, hasta el punto en que sólo<br />

<strong>la</strong> retenía el respeto. Se quedó en silencio, con una expresión<br />

<strong>de</strong>saprobadora, <strong>la</strong> mirada hosca y los <strong>la</strong>bios torcidos como si<br />

acabara <strong>de</strong> beber una copa <strong>de</strong> vinagre.<br />

Musashi cogió su manual <strong>de</strong> dibujo y el pincel y empezó a<br />

añadir trazos a uno <strong>de</strong> los dibujos. Jótard miró con disgusto el<br />

dibujo <strong>de</strong> <strong>la</strong> berenjena y pensó: «¿Qué le hace creer que es<br />

capaz <strong>de</strong> dibujar? ¡Es terrible!».<br />

Finalmente Musashi perdió interés y empezó a limpiar el<br />

pincel. Jótaró estaba a punto <strong>de</strong> insistir en su petición cuando<br />

oyeron el sonido <strong>de</strong> unas sandalias <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra en <strong>la</strong>s piedras<br />

pasa<strong>de</strong>ras ante <strong>la</strong> casa.<br />

—Tus ropas están secas —dijo una voz femenina. La asistenta<br />

que había acompañado a Jotaro entró con un kimono y<br />

173

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!