Memoria detallada del - Jefatura de Gabinete de Ministros

otorgaron amplias facilidades para el ingreso de nuevos jugadores al mercado (no
sólo se permitió el ingreso a través de una red propia, sino también mediante la
reventa de capacidad y el alquiler de equipos). Estas facilidades hacen
relativamente viable el proceso de apertura, aún en un contexto de incertidumbre.
6 Perspectivas a futuro
Los múltiples cambios antes aludidos redefinen el equilibrio de largo plazo del
sector. Esto impone la necesidad de un esfuerzo conjunto entre empresas,
consumidores y Estado, destinado a conducir la emergencia de modo de
converger ordenadamente al nuevo equilibrio de largo plazo (mezcla
cantidad/calidad/financiamiento del servicio). En esta tarea es vital encuadrar las
políticas de corto plazo dentro de los objetivos y restricciones de largo plazo:
Largo plazo:
• Adecuar de manera ordenada la mezcla cantidad/calidad/financiamiento del
servicio, a la nueva situación del país.
• Evitar dentro de lo posible, retrocesos en la política de desregulación del
sector.
• Minimizar la intervención estatal en la asignación de la infraestructura.
Seguramente, Argentina es un país con un ingreso per cápita superior al actual de
2.500 dólares, pero tampoco se podrá llegar en forma relativamente rápida al nivel
previo a la devaluación.
La caída en el nivel de ingresos en dólares dificulta la posibilidad de financiar el
nivel actual de infraestructura vía precios.
Esta nueva realidad también obliga a las empresas a repensar su estrategia
sectorial, apuntando a los sectores favorecidos con la nueva organización
económica. Lo cual, sin dudas, modificará el mix de servicios ofrecidos y
posiblemente, haga necesarias adecuaciones adicionales a la infraestructura por
este motivo.
Lo dicho en los dos párrafos anteriores nos plantea una transición caracterizada
por dos elementos: a) desinversión en términos generales, b) reinversión para la
adecuación del mix de servicios.
En este marco, el Estado debe propiciar mecanismos de financiamiento que
permitan cubrir los costos operativos (esto permitiría evitar la interrupción del
servicio y el aprovechamiento de las inversiones ya hundidas) y de nuevas
inversiones (pero sólo en lo referido una infraestructura consistente con el nuevo
equilibrio de largo plazo, de modo que las inversiones redundantes no sean
repuestas).
La visión de largo plazo condiciona la forma de lograr este financiamiento: a) el
mismo no puede lograrse con cargo a los consumidores futuros a través de una
mayor explotación monopólica lo que constituiría un retroceso dentro de la política
de desregulación. Es decir, todas las postergaciones del cronograma de
desregulación que se adopten sólo podrán estar circunscriptas a la transición y no
trascender más allá de ella. b) Tampoco se puede pensar en aportes de fondos
públicos a la infraestructura en telecomunicaciones.