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XXVI Congreso Internacional de Americanistas

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na el sistema <strong>de</strong> la accesión, consagrando el princJplo <strong>de</strong> que se pue<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>nunciar minas en terreno ajeno y estableciendo -por tantoque<br />

no son accesorias <strong>de</strong>l suelo.»<br />

La Novísima Recopilación atribuye a Carlos III la paternidad <strong>de</strong><br />

la ley II, tít. XX, lib. IX, en la que se establece que las minas <strong>de</strong><br />

carbón «pertenecen a lo s propietarios <strong>de</strong> los terrenos do¡,<strong>de</strong> están»,<br />

lo que se contradice con el principio <strong>de</strong> propiedad in<strong>de</strong>pendiente que<br />

las Or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> Aranjuez sancionan y que nos dan a conocer toda<br />

una generación <strong>de</strong> sabios legisladores y tenaces vigilantes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa<br />

y garantía <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos todos, sin perjuicio alguno para los<br />

intereses <strong>de</strong>l Estado.<br />

Es <strong>de</strong>cir, que en ellas se respeta el principio <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong>l domi<br />

nio eminente <strong>de</strong>l Estado sobre las sustancias minerales, en cuya virtud<br />

éste las ce<strong>de</strong> para su aprovechamiento, pues no existe el carácter<br />

Ge perpetuidad <strong>de</strong> la concesión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento que se le oponen<br />

ciertas restricciones (art. 3.°). Ese dominio sobre el subsuelo que<br />

confiere la Ley <strong>de</strong> 1783 al Soberano. originó diversas controversias<br />

sobre tal <strong>de</strong>recho que el Estado pue<strong>de</strong> ostentar. En efecto: si tomamos<br />

como punto <strong>de</strong> partida las Or<strong>de</strong>nanzas sancionadas en 1783 por<br />

Carlos III, 'hallamos como epígrafe <strong>de</strong>l título V la frase: «Del Dominio<br />

Radical <strong>de</strong> las Minas ...» Pero, ¿ qué quiere <strong>de</strong>cirse con esta expresión:<br />

dominio radical? ,Aquí surge el acalorado <strong>de</strong>bate y las diversas<br />

directrices aseguir. El jurisconsulto mexicano D. José <strong>de</strong> Linares<br />

plasma su significado en uno <strong>de</strong> los artículos <strong>de</strong> la notable<br />

serie que publicó en la ' revista El Derecho (137) sobre legislación<br />

<strong>de</strong> minas y que transcrito dice: «El primer punto <strong>de</strong> estudio que aquí<br />

se ofrece, consiste en investigar qué fué lo que el legislador entendió<br />

por dominio radical, pues siendo esto una expresión nueva en la<br />

jurispru<strong>de</strong>ncia, se necesita <strong>de</strong>finirla, a fin <strong>de</strong> que, conocida la extensión<br />

<strong>de</strong> su significado, pueda aplicarse convenien'temente. Se entien<strong>de</strong>,<br />

pues, por dominio radical el conjunto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos especiales<br />

que la Nación conserva sobre las minas, aunque ya hayan pasado al<br />

dominio particular por los medios que la establecen. No <strong>de</strong>be confundirse<br />

con lo que lo s publicistas llaman «dominio eminente» y que se refIere<br />

a todas las cosas; <strong>de</strong> éste se <strong>de</strong>riva el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> expropiar por<br />

cauSa <strong>de</strong> utilidad pública, mediante ciertos trámites y la in<strong>de</strong>mnización<br />

correspondiente, mientras que tratándose <strong>de</strong> las minas, la expropiación<br />

- en · muchos casos- se verifica por ministerio <strong>de</strong> la ley y sin trámite<br />

ninguno, pues basta faltar a algunas prescripciones <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>nanza<br />

para que se pierda la propiedad ,~i n conservar <strong>de</strong>recho a in<strong>de</strong>mnización<br />

por los trabajos que se han hecho y que ~e tienen que abandonar.<br />

Por regla general, el propietario es libre para disponer <strong>de</strong> su<br />

(137) El Del'echo, t. n, año 1860, pág. 548.

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