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Propedeutica y Semiologia tomo I

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PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA<br />

SECCIÓN II<br />

Consiste, como su nombre indica, en preguntar al enfermo<br />

–o a sus allegados más próximos– sobre los distintos<br />

síntomas de su enfermedad, así como sobre los demás<br />

datos integrantes de la anamnesis.<br />

Aun cuando el valor del interrogatorio no siempre es<br />

tan grande como el de los otros recursos de exploración,<br />

debe saberse que proporciona valiosos elementos de diagnóstico<br />

y que, en ocasiones, es el único que suministra<br />

los elementos para basar el diagnóstico. Por ello se utilizará<br />

siempre que sea posible.<br />

Como se comprende, el interrogatorio solo puede utilizarse<br />

en enfermos de cierta edad, de inteligencia normal,<br />

de buena voluntad y con medios de expresión. La<br />

inteligencia limitada o perturbada, y ciertas edades, dificultan<br />

o imposibilitan la práctica del interrogatorio, lo<br />

mismo que la falta de medios de expresión (idiomas extranjeros).<br />

Son esenciales la buena voluntad del enfermo<br />

y su cooperación, y siempre deberá tenerse presente<br />

la posibilidad de simulación u ocultación de las enfermedades.<br />

Como reglas generales para hacer el interrogatorio<br />

pueden mencionarse las siguientes: orden y claridad en<br />

las preguntas, respeto a las conveniencias sociales y personales,<br />

educación y delicadeza, para no herir el pudor,<br />

ni crear situaciones embarazosas, muy graves a veces;<br />

discreción y reserva. Las preguntas deben ser pertinentes,<br />

intencionadas, evitando formular cuestiones superfluas,<br />

y sobre todo innecesarias, como preguntar a quien<br />

en reposo está disneico, si tiene dificultad respiratoria al<br />

caminar, por ejemplo. Es innecesario recordar que frente<br />

a casos graves, donde deba actuarse terapéuticamente con<br />

urgencia, debe prescindirse del interrogatorio, por el<br />

momento, o reducirlo a rápidas y concretas preguntas de<br />

evidente utilidad.<br />

Interrogar bien es muy difícil y exige un conocimiento<br />

completo de la semiología y de la patología médica y<br />

quirúrgica, respaldado por una buena experiencia clínica<br />

y un gran conocimiento de los hombres.<br />

El clínico avezado oye pacientemente todo lo que se<br />

le dice y cree lo que las circunstancias le garanticen y el<br />

examen físico corrobore. Bien se ha dicho que “un interrogatorio<br />

exige la estrategia de un diplomático y el tacto<br />

de un confesor”.<br />

ANAMNESIS PRÓXIMA<br />

El interrogatorio se inicia tomando los datos de identidad<br />

personal, para continuar con los de la anamnesis<br />

próxima, o sea lo que al enfermo le parece más importante,<br />

y terminar con el estudio de los demás elementos<br />

diagnósticos de la anamnesis remota.<br />

Muchas veces, la anamnesis es tan característica que<br />

permite casi por sí sola el diagnóstico de la enfermedad.<br />

Otras veces es pobre en datos, sin que pueda extraerse de<br />

ella orientación alguna. De ahí que desde el punto de vista<br />

de su valor diagnóstico, podamos distinguir las<br />

anamnesis típicas y las anamnesis confusas. Las primeras,<br />

como su nombre indica, de la mayor importancia<br />

diagnóstica; las segundas, de interés muy reducido o nulo.<br />

Cuando un enfermo nos relate que encontrándose en<br />

buen estado de salud fue acometido de repente por un<br />

fuerte escalofrío, seguido de fiebre alta, con intenso dolor<br />

en el pecho (punta de costado), dificultad respiratoria<br />

(disnea) y expectoración rojiza especial, nos proporciona<br />

una anamnesis tan típica, que el diagnóstico de neumonía<br />

puede casi establecerse sin ulterior examen. Igualmente<br />

el diagnóstico de litiasis renal, con cólico nefrítico,<br />

se desprendería de una historia en la que señalara un dolor<br />

intensísimo en la región lumbar, irradiado a lo largo<br />

del trayecto del uréter, con propagación dolorosa al testículo<br />

del mismo lado y al glande en el hombre, o al labio<br />

mayor correspondiente en la mujer, seguido de la emisión<br />

de orina sanguinolenta. Así podrían multiplicarse<br />

los ejemplos de anamnesis típicas.<br />

En cambio, como sucede a veces, bien por condiciones<br />

individuales del enfermo, o bien por la índole misma<br />

de la enfermedad, pueden encontrarse anamnesis<br />

confusas, que no nos ayudan nada en el diagnóstico.<br />

Este es el caso cuando se recogen síntomas de los que<br />

hemos llamado comunes o banales, como el malestar<br />

general, la falta de apetito, el adelgazamiento, la cefalea,<br />

etc., que pueden corresponder a muy variados procesos<br />

morbosos.<br />

El interrogatorio exige, como hemos dicho, un conocimiento<br />

completo de los síntomas de todas las enfermedades.<br />

Por ello solo podrá realizarse con algún provecho,<br />

al final de nuestros estudios.<br />

Debemos considerar ahora la importancia de los datos<br />

de la historia clínica recogidos por el interrogatorio.<br />

Además de encontrar aquí los síntomas por los que<br />

se consulta el enfermo, la fecha de su aparición, la evolución<br />

seguida, sus relaciones con otros síntomas –elementos<br />

todos del más alto interés para el diagnóstico–,<br />

podemos descubrir ciertos factores etiológicos que han<br />

de contribuir, muchas veces, no solo a esclarecer la naturaleza<br />

de la enfermedad del paciente, sino, también, a<br />

iniciarnos en el camino del diagnóstico causal o<br />

etiológico.<br />

Con alguna frecuencia el enfermo nos da cuenta de lo<br />

que él supone responsable de su enfermedad, es decir, de<br />

la causa presunta de la enfermedad. Aun cuando, en numerosas<br />

ocasiones, esta causa supuesta no guarda relación<br />

con la verdadera etiología del proceso patológico,<br />

en otras constituye un dato de importancia, como cuando<br />

se trata de contactos del enfermo con individuos portadores<br />

de alguna enfermedad infectocontagiosa, por ejemplo,<br />

o cuando aclara la causa de un trastorno digestivo<br />

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