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Propedeutica y Semiologia tomo I

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CAPÍTULO 38<br />

SISTEMA CIRCULATORIO. ALTERACIONES EN EL EXAMEN GENERAL<br />

COLOR DE LA PIEL<br />

Tiene gran importancia atender a la coloración de la piel.<br />

En primer lugar a un tipo de color de la piel: la cianosis<br />

(color azulado y violáceo de la piel), cuya significación<br />

ya estudiamos.<br />

En las afecciones del sistema circulatorio es donde con<br />

más frecuencia se presenta, en varias de sus formas, tanto<br />

la cianosis periférica como la central.<br />

Entre los cambios de coloración de la piel que tienen<br />

interés semiológico y que se pueden observar en los enfermos<br />

del sistema circulatorio, tenemos la palidez, a la<br />

cual nos hemos referido como la palidez característica de<br />

la facies aórtica y de la endocarditis bacteriana.<br />

La ictericia es otro de los trastornos de la coloración de<br />

la piel que vamos a encontrar en el curso de los procesos<br />

circulatorios. Va a tener aquí dos orígenes principales.<br />

Frecuentemente se trata de extravasaciones sanguíneas<br />

producidas por infartos pulmonares. La hemoglobina se<br />

desintegra y se convierte en pigmento biliar.<br />

Existe también la posibilidad de una ictericia de origen<br />

hepático, como consecuencia de la insuficiencia<br />

cardiaca, especialmente de la insuficiencia de las cavidades<br />

derechas, al ocasionarse una estasis circulatoria crónica,<br />

con aumento de tamaño del hígado. Se establece así<br />

una congestión pasiva hepática, que altera la función del<br />

hígado y termina por alterar también su textura, llegando<br />

a desarrollar un tejido fibroso que constituye una forma<br />

de cirrosis cardiaca, lo que puede dar lugar a una ictericia<br />

hepatógena en el curso de este proceso.<br />

PETEQUIAS, NÓDULOS DE OSLER Y NÓDULOS<br />

REUMÁTICOS<br />

El examen general también nos permite recoger elementos<br />

semiológicos de gran interés diagnóstico. Haremos<br />

referencia a tres, especialmente: las petequias, los nódulos<br />

de Osler y los nódulos reumáticos. Estos elementos se<br />

destacan por su estrecha relación con los procesos circulatorios.<br />

PETEQUIAS<br />

Las petequias ya fueron descritas en el capítulo correspondiente<br />

a piel. Solo insistiremos que es un elemento<br />

diagnóstico valioso, que deberá buscarse especialmente<br />

cuando se sospeche una endocarditis infecciosa.<br />

NÓDULOS DE OSLER<br />

Concepto<br />

Los nódulos de Osler son pequeñas formaciones del<br />

tamaño de un grano de millo o de una cabeza de alfiler,<br />

que aparecen bruscamente en la punta de los dedos, en<br />

las regiones tenares e hipotenares de las manos y con<br />

menor frecuencia en los dedos y plantas de los pies, y en<br />

las membranas interdigitales.<br />

Semiogénesis o fisiopatología<br />

Se atribuye su producción a cambios inflamatorios locales,<br />

tóxicos o alérgicos en la pared de los capilares o<br />

arteriolas, por lo tanto, se trata de lesiones vasculares en<br />

las cuales uno o más capilares se encuentran ocluidos<br />

por la intensa proliferación de la íntima acompañada de<br />

descamación, trombosis y necrosis. Hay inflamación<br />

perivascular con polimorfonucleares e histiocitos, e inflamación<br />

celular difusa de la dermis, de las glándulas<br />

sebáceas y de las terminaciones nerviosas. Existió el concepto,<br />

ya hoy desechado, de que los nódulos de Osler se<br />

debían a microembolias bacterianas.<br />

Semiografía<br />

La característica más sobresaliente de los nódulos de<br />

Osler es la de ser dolorosos; este dolor es de comienzo<br />

brusco y muy vivo, semejando a veces el pinchazo de<br />

una aguja.<br />

A la inspección se manifiestan por una pápula de tinte<br />

azuloso, rosado o rojo; a veces tienen el centro más oscuro.<br />

Usualmente duran de uno a varios días, pero pueden<br />

desaparecer en pocas horas.<br />

Semiodiagnóstico<br />

Su valor clínico es considerable, pues cuando son correctamente<br />

percibidos se les considera según Libman<br />

como un signo patognomónico de la endocarditis bacteriana<br />

subaguda.<br />

NÓDULOS REUMÁTICOS<br />

Llamados también nódulos de Meynet. Tienen el tamaño<br />

de un grano de arroz, a veces mayores. Se observan<br />

en el tejido celular subcutáneo adheridos a las capas<br />

subyacentes y se localizan con mayor frecuencia en las<br />

caras de extensión de la muñeca, la rodilla, el tobillo y<br />

del codo. Su consistencia es blanda y pueden desaparecer<br />

al cabo de varios días, aunque suelen endurecerse y<br />

persistir por tiempo indefinido. Se encuentran en los casos<br />

de enfermedad reumática, activa y crónica.<br />

CIRCULACIÓN COLATERAL<br />

El examen general brinda, como otro elemento de interés,<br />

la circulación colateral, la cual –ya sea venosa o<br />

arterial– es importante.<br />

En relación, con la circulación colateral venosa, basta<br />

saber que aparecerá dondequiera que exista una dificul-<br />

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