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Propedeutica y Semiologia tomo I

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PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA<br />

SECCIÓN II<br />

Semiografía<br />

Gran dificultad espiratoria que impide la salida de aire<br />

del pulmón. En esta disnea es necesario emplear los músculos<br />

accesorios de la espiración, como son: los de la pared<br />

abdominal, triangular del esternón, serrato menor<br />

posteroinferior y cuadrado de los lomos.<br />

En esta disnea el enfermo tiene gran ansiedad y cianosis,<br />

y para aliviarse, realiza la compresión del tórax con<br />

las manos para vaciar el pulmón del aire que contiene.<br />

Semiodiagnóstico<br />

Asma: espasmo de los músculos de Reisseisen y obstrucción<br />

bronquial.<br />

Enfisema: pérdida de la elasticidad pulmonar.<br />

Respiración de Cheyne-Stokes<br />

Respiración de Cheyne-Stokes<br />

Respiración de Biot<br />

Respiración de Kussmaul<br />

Fig. 33.2 Tipos respiratorios más frecuentes.<br />

Concepto y semiografía<br />

La disnea de Cheyne-Stokes consiste en la sucesión<br />

periódica de fases de apnea e hiperpnea. Aunque la disnea<br />

periódica sorprenda al enfermo despierto, generalmente<br />

durante la fase de apnea cierra sus ojos y pierde la<br />

conciencia, de tal manera, que el paciente aparenta estar<br />

muerto y, en esos momentos, no es sino la percepción del<br />

pulso y la auscultación de los ruidos cardiacos lo que<br />

permite desechar esa idea.<br />

Al cabo de 10-40 s, durante los cuales se suspende<br />

todo movimiento respiratorio, se reanuda el automatismo<br />

respiratorio, pero de manera irregular, iniciándose por<br />

respiraciones superficiales y de sucesión lenta, que progresivamente<br />

van aumentando en profundidad y frecuencia,<br />

hasta hacerse de una gran amplitud, para volver a<br />

decrecer paulatinamente tornándose al final casi imperceptibles,<br />

y continuar con otro período de apnea similar<br />

al anterior.<br />

Habitualmente, la fase hiperpneica es de mayor duración<br />

que el período de apnea. La duración total de cada<br />

ciclo, que comprende ambas fases, puede estimarse generalmente<br />

en 1-3 min. Es frecuente que la sucesión de<br />

cada ciclo se haga de manera rítmica; aunque, en ocasiones,<br />

la duración de los períodos de apnea y de hiperpnea<br />

varía de un ciclo al otro (fig. 33.2).<br />

Si, como hemos dicho, durante la suspensión de los<br />

movimientos respiratorios el enfermo se encuentra generalmente<br />

inconsciente, sin responder a los estímulos exteriores,<br />

durante la fase hiperpneica experimenta cierto<br />

grado de excitación: abre sus ojos ampliamente, expresando<br />

una sensación de angustia, se encuentra inquieto y<br />

reanuda a veces la conversación que dejó en suspenso<br />

durante el período de apnea.<br />

Es común observar las pupilas contraídas en apnea y<br />

midriáticas en hiperpnea. La tensión arterial puede experimentar<br />

variaciones indudables si se comparan las cifras<br />

obtenidas durante la fase hiperpneica y las registradas<br />

en apneas. Estas últimas son superiores. Limón, al<br />

medir las tensiones sistólicas y media por punción arterial,<br />

encontró cifras de 158 mm Hg en hiperpnea y de<br />

179 mm Hg en apnea para la máxima, y de 120 y 142,<br />

respectivamente, para la mínima.<br />

Semiogénesis o fisiopatología<br />

Se puede establecer un mecanismo general de producción<br />

de la disnea periódica con los hechos que hasta ahora<br />

conocemos, aunque debemos reconocer que quedan<br />

muchos puntos pendientes de resolver que dejan abierta<br />

la investigación.<br />

Desde luego podemos aceptar que todos los casos de<br />

respiración periódica, aun los que observamos en personas<br />

sanas, se deben a una disminución de excitabilidad<br />

del centro respiratorio. En los enfermos circulatorios esta<br />

depresión se produce probablemente por la disminución<br />

de aporte de CO 2<br />

al centro respiratorio. En su mayoría,<br />

los enfermos cardiovasculares que exhiben esta forma<br />

peculiar de disnea, tienen disminuida la tensión parcial<br />

de CO 2<br />

en la sangre (13 de los 18 enfermos estudiados<br />

por Harrison). Los que no tienen disminuida la tensión<br />

de CO 2<br />

en la sangre presentan, sin embargo, reducción<br />

del débito sanguíneo cerebrospinal, sea por alteraciones<br />

vasculares cerebrales (aterosclerosis, hipertensión arterial)<br />

o cardiacas (insuficiencia ventricular izquierda avanzada).<br />

Es decir que, de todas maneras, el acceso de CO 2<br />

al<br />

centro respiratorio se encuentra reducido, ya sea porque<br />

su contenido en la sangre es menor, o porque el volumen<br />

sanguíneo que baña sus neuronas disminuye. Así se explica<br />

que la inhalación de CO 2<br />

regularice a menudo la<br />

respiración de estos enfermos.<br />

Varios autores admiten que la anoxia que pueden presentar<br />

los enfermos de disnea periódica explica su producción.<br />

Es difícil que esto ocurra, puesto que al disminuir<br />

la presión arterial de oxígeno, el centro respiratorio,<br />

lejos de disminuir la excitabilidad se vuelve hiperexcitable.<br />

Por lo demás, no son los enfermos cardiacos<br />

más constantemente anoxémicos los que exhiben disnea<br />

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