27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Qing−jao se sintió mareada, aturdida. Había estado segura de que tenía la respuesta, de que había<br />

cumplido su misión. Ahora todo se le escapaba. La respuesta seguía siendo verdad, pero su tarea<br />

había cambiado radicalmente.<br />

−Ahora mismo, porque no podemos encontrar una explicación natural, <strong>los</strong> dioses se revelan para<br />

que toda la humanidad <strong>los</strong> vea, <strong>los</strong> no creyentes y <strong>los</strong> creyentes por igual. Los dioses están desnudos<br />

y nosotros debemos vestir<strong>los</strong>. Debemos encontrar la serie de hechos que <strong>los</strong> dioses han creado para<br />

explicar la desaparición de la flota, para hacer que parezca natural a <strong>los</strong> no creyentes. Creía que lo<br />

comprendías. Servimos al Congreso Estelar, pero sólo porque sirviendo al Congreso servimos<br />

también a <strong>los</strong> dioses. Los dioses desean que engañemos al Congreso, y el Congreso desea ser<br />

engañado.<br />

Qing−jao asintió, aturdida por la decepción de ver que su tarea todavía no había finalizado.<br />

−¿Te parece despiadado por mi parte? −preguntó su padre−. ¿Soy deshonesto? ¿Soy cruel con <strong>los</strong><br />

no creyentes?<br />

−¿Juzga una hija a su padre? −susurró Qing−jao.<br />

−Por supuesto que sí. Todos <strong>los</strong> días las personas se juzgan unas a otras. La cuestión es si juzgamos<br />

con sabiduría.<br />

−Entonces, considero que no es pecado hablar a <strong>los</strong> no creyentes en la lengua de su incredulidad<br />

−replicó Qing−jao.<br />

¿Había una sonrisa en las comisuras de la boca de su padre?<br />

−Comprendes −dijo−. Si alguna vez el Congreso viene a nosotros, buscando humildemente<br />

averiguar la verdad, entonces les enseñaremos el Camino y se convertirán en parte del Sendero.<br />

Hasta entonces, servimos a <strong>los</strong> dioses ayudando a <strong>los</strong> no creyentes a engañarse a sí mismos<br />

pensando que todas las cosas suceden porque tienen explicaciones naturales.<br />

Qing−jao se inclinó hasta que su cabeza casi tocó el suelo.<br />

−Has intentado enseñarme esto muchas veces, pero hasta ahora, nunca había tenido una tarea a la<br />

que se aplicara este principio. Perdona la estupidez de tu indigna hija.<br />

−No tengo ninguna hija indigna−aseguró su padre−. Sólo tengo a mi hija que es Gloriosamente<br />

Brillante. El principio que has aprendido hoy es uno que pocos en Sendero comprenderán jamás de<br />

verdad. Por eso sólo unos pocos podemos tratar directamente con gente de otros mundos sin<br />

confundir<strong>los</strong> o contrariar<strong>los</strong>. Me has sorprendido hoy, hija, no porque no hubieras comprendido<br />

aún, sino porque has llegado a comprenderlo tan joven. Yo tenía casi diez años más que tú cuando<br />

lo descubrí.<br />

−¿Cómo puedo aprender algo antes que tú, padre?<br />

La idea de superar uno de sus logros parecía casi inconcebible.<br />

−Porque me tienes a mí para enseñarte, mientras que yo tuve que descubrirlo solo. Veo que te

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!