27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

A partir de aquí, sin embargo, el sortilegio se rompió y las palabras se volvieron nuevas y por tanto<br />

reales.<br />

−0 teu filho está com dor, o meu irmáo precisa a resurreiço da alma, ele merece o refresco da<br />

esperança.<br />

Al oír Miro poner voz a su dolor, a sus desaforadas demandas, Miro volvió a avergonzarse. ¿Por<br />

qué debería imaginar que se merecía una nueva esperanza? ¿Cómo podía atreverse a exigir que<br />

Quim rezara pidiendo un milagro para él, para que su cuerpo volviera a estar completo? Miro supo<br />

que era injusto poner en juego<br />

la fe de Quim para un agnóstico autocompasivo como él.<br />

Pero la oración continuó:<br />

−Ele deu tudo aos pequeninos, e tu nos disseste, Salvador, que qualquer coisa que fazemos a estes<br />

pequeninos, fazemos a ti.<br />

Miro quiso interrumpir. "Si lo di todo a <strong>los</strong> pequeninos, lo hice por el<strong>los</strong>, no por mí mismo." Pero<br />

las palabras de Quim lo mantuvieron en silencio: "Nos dijiste, Salvador, que lo que hiciéramos a<br />

estos pequeños te lo haríamos a ti". Era como si Quim exigiera a Dios que cumpliera su parte del<br />

acuerdo. La relación que Quim debía mantener con Dios era extraña, como si tuviera derecho a<br />

pedirle cuentas.<br />

−Ele náo é como Jó, perfecto na coraçâo.<br />

"No, no soy tan perfecto como Job. Pero lo he perdido todo, igual que lo perdió Job. Otro hombre<br />

fue padre de mis hijos con la mujer que debería haber sido mi esposa. Otros han conseguido mis<br />

logros. Y donde Job tuvo llagas, yo tengo esta semiparálisis. ¿Se cambiaría de lugar Job conmigo?"<br />

−Restabeleçe ele como restabeleceste Jó. Em nome do Pai, e do Filho, e do Espirito Santo. Amem.<br />

Miro sintió que <strong>los</strong> brazos de su hermano lo soltaban, y como si hubieran sido el<strong>los</strong>, y no la<br />

gravedad, <strong>los</strong> que lo sujetaban contra el pecho de Quim, Miro se levantó de inmediato y se quedó<br />

mirando a su hermano. Una magulladura crecía en la mejilla de Quim. Su labio sangraba.<br />

−Te he hecho daño −dijo Miro−. Lo siento.<br />

−Sí. Me lastimaste. Y yo a ti. Este pasatiempo tiene mucho éxito por aquí. Ayúdame a levantarme.<br />

Por un momento, sólo por un breve momento, Miro olvidó que estaba lisiado, que apenas podía<br />

mantener el equilibrio él solo. Durante ese instante, empezó a extender la mano hacia Quim. Pero<br />

entonces se tambaleó. cuando su equilibrio peligró, y recordó.<br />

−No puedo −dijo.<br />

−Oh, deja de quejarte por ser un lisiado y échame una mano.<br />

Así que Miro separó mucho las piernas y se inclinó sobre su hermano. Su hermano menor, que<br />

ahora le aventajaba en tres décadas, y era aún mayor en sabiduría y compasión. Miro extendió la<br />

mano. Quim la agarró y con su ayuda se levantó del suelo. El esfuerzo fue agotador para Miro: no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!