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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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LA GUERRA DE GREGO<br />

− Es curioso que <strong>los</strong> humanos llegaron a ser lo bastante inteligentes para poder viajar de un<br />

mundo a otro.<br />

− Lo verdad es que no. He estado pensando en eso últimamente. Aprendieron de vosotros a viajar<br />

entre las estrellas. Ender dice que no comprendieron la física necesaria para hacerlo hasta que<br />

vuestra primero flota colonial llegó a su sistema solar.<br />

− ¿Tendríamos que habernos quedado en casa por temor o enseñar a volar a unas babosas sin<br />

pelo, con cuerpos blandos y .cuatro extremidades?.<br />

− Hablaste hace un momento como si creyeras que <strong>los</strong> seres humanos tuvieran inteligencia.<br />

− Está claro que la tienen.<br />

− Yo creo que no. Creo que han encontrado un medio de falsificar la inteligencia.<br />

− Sus naves vuelan. No hemos visto a ninguna de las vuestros surcando las ondas de luz a través<br />

del espacio.<br />

− Todavía somos una especie muy joven. Pero míranos. Mírate. Ambas especies hemos<br />

desarrollado un sistema muy similar. Ambas tenemos cuatro tipos de vida. Los jóvenes, que son<br />

larvas indefensas. Las parejos, que nunca tienen inteligencia..., entre vosotros son <strong>los</strong> zánganos,<br />

entre nosotros las pequeños madres. Luego están <strong>los</strong> muchos individuos que poseen suficiente<br />

inteligencia para ejecutar tareas manuales: nuestras esposas y hermanos, vuestras obreras. Y<br />

finalmente <strong>los</strong> inteligentes: nosotros, <strong>los</strong> padres−árbol, y tú, la reina colmena. Somos <strong>los</strong><br />

depositarios de la sabiduría de la especie, porque tenemos tiempo para pensar, para contemplar.<br />

Nuestra actividad primario es la reflexión.<br />

− Mientras que <strong>los</strong> humanos están siempre de un lado para otro como <strong>los</strong> hermanos y <strong>los</strong> esposas.<br />

Como <strong>los</strong> obreras.<br />

− No sólo <strong>los</strong> obreras. Sus jóvenes también atraviesan una etapa larval en la que están indefensos,<br />

y que duro más de lo que algunos de el<strong>los</strong> piensan. Y cuando es la hora de reproducirse, todos se<br />

convierten en zánganos o pequeñas madres, pequeños máquinas que tienen sólo un objetivo en la<br />

vida: gozar del sexo y morir.<br />

− El<strong>los</strong> creen que son racionales a lo largo de todos esas etapas.<br />

− Se engañan a sí mismos. Incluso en sus mejores ejemp<strong>los</strong>, nunca, como individuos se alzan sobre<br />

el nivel de trabajadores manuales. ¿Quién entre el<strong>los</strong> tiene tiempo poro volverse inteligente?.<br />

− Ninguno.<br />

− Nunca saben nada. No gozan de suficientes años en sus cortas vidas para llegar a comprender<br />

nada en absoluto. Sin embargo, creen que comprenden. Desde la más tierno infancia, se engañan<br />

para pensar que comprenden el mundo, mientras que lo que en realidad sucede es que tienen<br />

algunos primitivos prejuicios y suposiciones. A medido que se hacen mayores, aprenden un<br />

vocabulario más elevado con el que expresar su seudo−conocimiento y engañar a otras personas<br />

para que acepten sus prejuicios como si fueran la verdad, pero todo se reduce o lo mismo.<br />

Individualmente, <strong>los</strong> seres humanos son todos idiotas.<br />

− Mientras que, colectivamente...

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