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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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El Maestro Han asintió gravemente, pero luego sonrió, y pronto se echó a reír.<br />

−¿Por qué te ríes de mí, Maestro Han?<br />

−Me río porque creo que nunca fuiste lo que solías ser.<br />

−¿Qué significa eso?<br />

−Creo que siempre has fingido. Tal vez incluso te engañabas a ti misma. Pero una cosa es segura.<br />

Nunca has sido una muchacha corriente, y nunca podrías haber llevado una vida corriente.<br />

Wang−mu se encogió de hombros.<br />

−El futuro es un millar de hi<strong>los</strong>, pero el pasado es un tejido que nunca puede ser rehecho. Tal vez<br />

me podría haber contentado. Tal vez no.<br />

−Entonces estamos juntos, <strong>los</strong> tres.<br />

Sólo entonces se volvió a Wang−mu para ver que no estaban so<strong>los</strong>. En el aire, sobre la pantalla, vio<br />

la cara de Jane, que le sonreía.<br />

−Me alegro de que hayas vuelto −dijo Jane.<br />

Por un momento, su presencia hizo que Wang−mu saltara a una esperanzada conclusión.<br />

−¡Entonces no has muerto! ¡Te has salvado!<br />

−Qing−jao nunca pretendió que muriera al instante −respondió Jane−. Su plan para destruirme<br />

avanza a su ritmo, y sin duda moriré según lo previsto.<br />

−¿Por qué vuelves entonces a esta casa, si fue aquí donde se puso en marcha tu muerte?<br />

−Tengo muchas cosas que hacer antes de morir, incluyendo la leve posibilidad de descubrir una<br />

forma de supervivencia. Da la casualidad de que el mundo de Sendero contiene muchos millares de<br />

personas que son mucho más inteligentes que el resto de la humanidad.<br />

−Sólo debido a la manipulación genética del Congreso −puntualizó el Maestro Han.<br />

−Cierto −admitió Jane−. Los agraciados del Sendero ya no son, hablando estrictamente, ni siquiera<br />

humanos. Sois otra especie, creada y esclavizada por el Congreso para tener ventaja sobre el resto<br />

de la humanidad. Sin embargo, se da la circunstancia de que un miembro de esa especie está de<br />

algún modo libre del Con−<br />

greso.<br />

−¿Es esto la libertad? −se lamentó el Maestro Han−. Incluso ahora, mi ansia de purificarme es casi<br />

irresistible.<br />

−Entonces no te resistas −dijo Jane−. Puedo hablar contigo mientras te contorsionas.<br />

Casi de inmediato, el Maestro Han empezó a extender <strong>los</strong> brazos y retorcer<strong>los</strong> en el aire en su ritual

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