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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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calmó de inmediato. "Por eso la amo y puedo soportar servirla −pensó Wang−mu−, porque no desea<br />

el poder que ejerce sobre mí y porque tiene más compasión que ninguno de <strong>los</strong> otros agraciados por<br />

<strong>los</strong> dioses de <strong>los</strong> que he oído hablar." Qing−jao escuchó la explicación que le dio, y luego la abrazó.<br />

−Ah, mi amiga Wang−mu, eres muy sabia. Si mi padre ha gritado de angustia y luego me ha<br />

llamado, <strong>los</strong> dioses saben que debo posponer mi purificación y acudir a verlo.<br />

Wang−mu la siguió pasillo abajo, por las escaleras, hasta que se arrodillaron juntas en la esterilla<br />

ante la silla de Han Fei−tzu. Qing−jao esperó a que su padre hablara, pero él no dijo nada. Las<br />

manos le temblaban. Nunca le había visto tan ansioso.<br />

−Padre −dijo Qing−jao−, ¿por qué me has llamado?<br />

Él sacudió la cabeza.<br />

−Algo tan terrible, y tan maravil<strong>los</strong>o, que no sé si gritar de alegría o matarme.<br />

La voz de su padre era ronca y fuera de control. Desde la muerte de su madre (no, desde que la<br />

abrazó tras la prueba que demostró que era una elegida por <strong>los</strong> dioses), no le había oído hablar tan<br />

emocionalmente.<br />

−Dime, padre, y luego yo te contaré mi noticia. He descubierto a Demóstenes, y tal vez haya<br />

encontrado la clave de la desaparición de la Flota Lusitania.<br />

Los ojos de su padre se abrieron aún más.<br />

−¿En este día de días has resuelto el problema?<br />

−Si es lo que supongo, entonces el enemigo del Congreso puede ser destruido. Pero será difícil.<br />

¡Cuéntame lo que has descubierto!<br />

−No, cuéntamelo tú primero. Es extraño..., ambas cosas el mismo día. ¡Cuéntame!<br />

−Fue Wang−mu quien me dio la clave. Me hacía preguntas sobre..., oh, sobre el funcionamiento de<br />

<strong>los</strong> ordenadores, y de repente me di cuenta de que si en cada ordenador ansible hubiera un programa<br />

oculto, uno tan sabio y poderoso que pudiera moverse de un sitio a otro para permanecer escondido,<br />

entonces ese programa secreto podría estar interceptando todas las comunicaciones ansibles. Puede<br />

que la flota esté aún allí, tal vez incluso enviando mensajes, pero nosotros no <strong>los</strong> recibimos y ni<br />

siquiera sabemos que existen a causa de esos programas.<br />

−¿En cada ordenador ansible? ¿Trabajando siempre sin error?<br />

Su padre parecía escéptico, naturalmente, porque en su ansiedad Qing−jao había contado la historia<br />

al revés.<br />

−Sí, pero déjame que te cuente cómo puede ser posible semejante asombro. Verás, he encontrado a<br />

Demóstenes.<br />

Su padre la escuchó mientras le hablaba de Valentine Wiggin, y de cómo había estado escribiendo<br />

en secreto bajo el nombre de Demóstenes durante todos estos años.

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