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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−Un cambio deliberado introducido aquí por gente que intentaba obligar a Lusitania para que<br />

encajara con su propio plan.<br />

−¿Qué gente? −preguntó Wang−mu−. ¿Quién haría una cosa tan terrible?<br />

−Lo he tenido en la cabeza durante años −dijo Ela−. Me preocupaba que hubiera tan pocas formas<br />

de vida en Lusitania... Recuerda, Andrew, que ésa fue parte de la razón por la que descubrimos que<br />

la descolada estaba implicada en el emparejamiento de las especies. Sabíamos que aquí hubo un<br />

cambio catastrófico que destruyó a todas las especies y reestructuró a <strong>los</strong> pocos supervivientes. La<br />

descolada fue más devastadora para la vida en Lusitania que una colisión con un asteroide. Pero<br />

siempre supusimos que, ya que la habíamos encontrado aquí, la descolada evolucionó aquí. Yo<br />

sabía que no tenía sentido, justo lo que dijo Qing−jao, pero ya que había sucedido, entonces no<br />

importaba que tuviera sentido o no. Pero ¿y si no sucedió? ¿Y si la descolada vino de <strong>los</strong> dioses?<br />

No dioses dioses, desde luego, sino alguna especie inteligente que desarrolló este virus<br />

artificialmente.<br />

−Eso sería monstruoso −dijo Wiggin−. Crear un veneno como ése y enviarlo a otros mundos, sin<br />

saber o preocuparse por lo que podría matar.<br />

−No un veneno −corrigió Ela−. Si realmente se encarga de la regulación de sistemas planetarios,<br />

¿no podría ser la descolada un instrumento para terraformar otros mundos? Nosotros nunca hemos<br />

intentado terraformar nada. Los humanos, y <strong>los</strong> insectores antes que nosotros, nos hemos asentado<br />

solamente en mundos cuyas formas de vida nativas nos llevaron a una situación similar a la de la<br />

Tierra. Una atmósfera rica en oxígeno que libera dióxido de carbono lo bastante rápido para<br />

mantener la temperatura del planeta mientras el sol se vuelve más caliente. ¿Y si hubiera otra<br />

especie que decidió de algún modo que, a fin de desarrollar planetas adecuados para la<br />

colonización, debían enviar el virus de la descolada por adelantado..., con miles de años de<br />

adelanto, tal vez, y así transformar de manera inteligente <strong>los</strong> planetas en las condiciones exactas que<br />

necesitaran? Cuando llegaran, dispuestos a montar sus casas, tal vez tuvieran antivirus para<br />

contrarrestar la descolada y así establecer una gaialogía real.<br />

−O tal vez desarrollaron el virus para que no interfiriera con el<strong>los</strong> o <strong>los</strong> animales que necesiten<br />

−sugirió Wiggin−. Tal vez destruyeron toda la vida no esencial de cada mundo.<br />

−En cualquier caso, eso lo explica todo. Los problemas a <strong>los</strong> que me he enfrentado, el no poder<br />

encontrar sentido a las disposiciones imposibles e innaturales de las moléculas de la descolada...,<br />

siguen existiendo sólo porque el virus funciona constantemente para mantener todas esas<br />

contradiccioneff− internas. Pero nunca logré concebir cómo una molécula tan autocontradictoria<br />

pudo desarrollarse en primer lugar. Todo eso encuentra una respuesta si sé que de algún modo fue<br />

diseñado y creado. Según Wang−mu, ésa fue la queja de Qing−jao: que la descolada no podía<br />

evolucionar y que la gaialogía de Lusitania no podía existir en la naturaleza. Bueno, no existe. Es<br />

un virus artificial y una gaialogía artificial.<br />

−¿Queréis decir que mis palabras os han ayudado en algo? −se asombró Wang−mu.<br />

Sus rostros mostraron que, en su nerviosismo, virtualmente se habían olvidado de que ella era<br />

todavía parte de la conversación.<br />

−Todavía no lo sé −dijo Ela−. Pero es un nuevo punto de vista. Para empezar, si puedo asumir que<br />

todo en el virus tiene un propósito, en vez de ser un amasijo normal de genes de la naturaleza que se

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