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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−No has cambiado nada en todos estos años, Andrew.<br />

Él le sonrió, la abrazó y la hizo regresar adentro. Luego se volvió y se encaminó hacia su casa.<br />

Había luz suficiente para que pudiera encontrar el camino, aunque tropezó y se perdió varias veces.<br />

−Estás llorando −dijo Jane en su oído.<br />

−Es un día muy feliz −respondió él.<br />

−Lo es. Eres la única persona que malgasta la piedad consigo mismo esta noche.<br />

−Muy bien, entonces −replicó Ender−. Si soy el único, al menos hay uno.<br />

−Me tienes a mí −añadió ella−. Y nuestra relación ha sido casta desde el principio.<br />

−Ya he tenido suficiente castidad en la vida. No esperaba más.<br />

−Todo el mundo es casto al final. Todo el mundo acaba fuera del alcance de <strong>los</strong> pecados mortales.<br />

−Pero yo no estoy muerto −objetó él−. Todavía no. ¿O sí lo estoy?<br />

−¿Te parece esto el cielo?<br />

Él se rió, pero no de forma agradable.<br />

−Bien, entonces no puedes estar muerto.<br />

−Te olvidas de que esto podría ser fácilmente el infierno.<br />

−¿Lo es? −le preguntó ella.<br />

Ender pensó en todo lo que se había conseguido. Los virus de Ela. La curación de Miro. La<br />

amabilidad de la joven Val hacia Nimbo. La sonrisa de paz en el rostro de Novinha. La alegría de<br />

<strong>los</strong> pequeninos mientras la libertad empezaba a recorrer su mundo. Sabía que el viricida estaba ya<br />

abriendo un sendero cada vez más amplio a través de la pradera de capim que rodeaba la colonia. A<br />

esta hora ya debería haber alcanzado <strong>los</strong> otros bosques, y la descolada, indefensa ya, cedía a medida<br />

que la muda y pasiva recolada ocupaba su lugar. Todos esos cambios no podían suceder en el<br />

infierno.<br />

−Supongo que todavía estoy vivo −dijo.<br />

−Y yo también −respondió Jane−. Es algo. Peter y Val no son las únicas personas que brotaron de<br />

tu mente.<br />

−No, no lo son.<br />

−Los dos estamos todavía vivos, aunque nos esperen tiempos difíciles.<br />

Ender recordó lo que le esperaba a ella, la mutilación mental que estaba sólo a semanas de

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