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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−Quara−dijo Kovano.<br />

Ella esperó.<br />

−Estudiarás formas para hablar con la descolada. A ver si puedes comunicarte con esos virus.<br />

−Sé cuándo me arrojan un hueso −dijo Quara−. ¿Y si le digo que nos están suplicando que no <strong>los</strong><br />

matemos? No me creerían de ninguna forma.<br />

−Al contrario. Sé que eres una mujer sincera, aunque también seas terriblemente indiscreta. Pero<br />

tengo otro motivo para querer que aprendas el lenguaje molecular de la descolada. Verás, Andrew<br />

Wiggin ha mencionado la posibilidad que nunca se me había ocurrido. Todos sabemos que la<br />

inteligencia de <strong>los</strong> pequeninos data de la época en que el virus de la descolada barrió por primera<br />

vez este planeta. Pero ¿y si hemos malinterpretado causa y efectos?<br />

Novinha se volvió hacia Andrew, con una sonrisa amarga.<br />

−¿Crees que <strong>los</strong> pequeninos provocaron la descolada?<br />

−No −respondió Andrew−. Quara dice que la descolada es tan compleja que puede contener<br />

inteligencia. ¿Y si <strong>los</strong> virus de la descolada están usando <strong>los</strong> cuerpos de <strong>los</strong> pequeninos para<br />

expresar su carácter? ¿Y si la inteligencia pequenina procede enteramente de <strong>los</strong> virus del interior<br />

de su cuerpo?<br />

Ouanda, la xenóloga, habló por primera vez.<br />

−Es tan ignorante en xenología como en física, señor Wiggin −espetó.<br />

−Oh, mucho más. Pero se me ha ocurrido que nunca hemos pensado en otra forma de que <strong>los</strong><br />

recuerdos y la inteligencia se conserven cuando un pequenino muerto pasa a la tercera vida. Los<br />

árboles no conservan exactamente el cerebro. Pero si la voluntad y memoria <strong>los</strong> lleva la descolada,<br />

la muerte del cerebro sería casi insignificante en la transmisión de la personalidad al padre−árbol.<br />

−Aunque exista una posibilidad de que eso sea cierto −dijo Ouanda−, no hay ningún experimento<br />

posible que podamos ejecutar para averiguarlo.<br />

Andrew Wiggin asintió con tristeza.<br />

−Sé que a mí no se me ocurriría ninguno. Esperaba que a ti sí.<br />

Kovano volvió a interrumpir.<br />

−Ouanda, necesitamos explorar este tema. Si no lo crees, bien..., busca un medio de demostrar que<br />

es un error, y habrás cumplido con tu trabajo.<br />

Kovano se levantó y se dirigió a todos.<br />

−¿Comprenden lo que les pido? Nos enfrentamos a algunas de las opciones más terribles que la<br />

humanidad ha conocido jamás. Corremos el riesgo de cometer xenocidio, o de permitir que se<br />

cometa si permanecemos inactivos. Todas las especies inteligentes conocidas o supuestas viven a la

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