27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

"Creía que eras mi amiga."<br />

−Lo soy. Puedo leer tu mente.<br />

"Eres una zorra metomentodo y no puedes leer nada."<br />

−Irá a verte mañana por la mañana. A la casa de tu madre.<br />

"No estaré allí."<br />

−¿Crees que puedes escapar de esto?<br />

Durante la conversación con Jane, Miro no oyó nada de lo que <strong>los</strong> otros decían, pero no importaba.<br />

El marido y <strong>los</strong> hijos de Valentine habían salido de la nave, y ella <strong>los</strong> estaba presentando. Sobre<br />

todo a su tío, naturalmente. A Miro le sorprendió ver el respeto con que le hablaban. Pero claro,<br />

el<strong>los</strong> sabían quién era en<br />

realidad Ender el Xenocida, sí, pero también el Portavoz de <strong>los</strong> Muertos, el que había escrito la<br />

Reina Colmena y el Hegemón. Miro lo sabía ahora, por supuesto, pero cuando conoció a Wiggin<br />

fue con hostilidad: sólo era un Portavoz de <strong>los</strong> Muertos itinerante, un ministro de la religión<br />

humanista que parecía decidida a alterar la familia de Miro. Cosa que había hecho. "Creo que tuve<br />

más suerte que el<strong>los</strong> −pensó Miro−. Llegué a conocerlo como persona antes de conocerlo como una<br />

gran figura en la historia humana. Probablemente, el<strong>los</strong> nunca lo conocerán como yo.<br />

"En realidad yo tampoco lo conozco en absoluto. No conozco a nadie, y nadie me conoce a mí. Nos<br />

pasamos la vida suponiendo lo que pasa dentro de <strong>los</strong> demás, y cuando tenemos suerte y acertamos,<br />

creemos "comprender". Qué tontería. Incluso un mono ante un ordenador puede teclear una palabra<br />

de vez en cuando.<br />

"No me conocéis, ninguno −dijo en silencio−. Menos que nadie la zorra metomentodo que vive en<br />

mi oído. ¿Has oído eso?"<br />

−Con ese volumen tan alto, ¿cómo podría evitarlo?<br />

Andrew colocaba el equipaje en un coche. Había espacio solamente para un par de pasajeros.<br />

−Miro, ¿quieres venir en el coche con Novinha y conmigo?<br />

Antes de que pudiera responder, Valentine le cogió del brazo.<br />

−Oh, no lo hagas −rogó−. Camina con Jakt y conmigo. Hemos pasado demasiado tiempo en la nave.<br />

−Es verdad −ironizó Andrew−. Su madre no lo ha visto en veinticinco años, pero tú quieres que dé<br />

un paseo. Eres todo consideración.<br />

Andrew y Valentine mantenían el tono peleón que habían establecido desde el principio, de forma<br />

que no importaba lo que Miro decidiera; lo convertirían entre risas en una elección entre <strong>los</strong> dos<br />

Wiggin. En ningún momento tendría Miro que decir: "Necesito dar un paseo porque estoy lisiado".<br />

Ni tendría ninguna excusa para ofenderse porque le habían dispuesto un tratamiento especial. Salió<br />

tan bien que se preguntó si Valentine y Andrew lo habían preparado de antemano. Tal vez no tenían

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!