27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

amarga ironía de su voz.<br />

−Dioses en <strong>los</strong> que tú no crees −replicó Qing−jao, mordaz−. Naturalmente, a ti nunca te han<br />

hablado <strong>los</strong> dioses, ¿por qué deberías creer? Te despido como mi doncella secreta, ya que ése es tu<br />

deseo. Vuelve con tu familia.<br />

−Como <strong>los</strong> dioses ordenen −acató Wang−mu.<br />

Y esta vez no hizo ningún esfuerzo por ocultar su amargura ante la mención de <strong>los</strong> dioses.<br />

Ya había salido de la casa y recorría el camino cuando Mu−pao fue tras ella. Ya que era vieja y<br />

gorda, Mu−pao no tenía ninguna esperanza de alcanzarla a pie. Fue a lomos de un burro, y parecía<br />

ridícula al acicatear al animal para que se apresurara. Burros, palanquines, todos <strong>los</strong> residuos de la<br />

antigua China..., ¿de verdad creían <strong>los</strong> agraciados que todas esas afectaciones <strong>los</strong> hacían más<br />

santos? ¿Por qué no viajaban simplemente en voladores y hovercoches, como hacía gente honrada<br />

en todos <strong>los</strong> demás mundos? Entonces Mu−pao no se humillaría, botando y rebotando en un animal<br />

que sufría bajo su peso. Para ahorrarle pasar vergüenza, Wang−mu se volvió y se reunió con<br />

Mu−pao a medio camino.<br />

−El Maestro Han Fei−tzu te ordena que regreses.<br />

−Dile al Maestro Han que es amable y bueno, pero mi señora me ha despedido.<br />

−El Maestro Han dice que la señora Qing−jao tiene autoridad para despedirte como doncella secreta<br />

suya, pero no para echarte de su casa. Tu contrato es con él, no con ella.<br />

Era cierto, Wang−mu no había pensado en eso.<br />

−Te suplica que regreses −insistió Mu−pao−. Me dijo que te lo dijera así, para que vinieras<br />

amablemente, si no querías hacerlo de manera obediente.<br />

−Dile que obedeceré. No debería suplicar a una persona tan humilde como yo.<br />

−Se alegrará de saberlo −dijo Mu−pao.<br />

Wang−mu caminó junto al burrito de Mu−pao. Fueron a paso lento, lo que hizo más cómodo el<br />

viaje tanto para Mu−pao como para el animal.<br />

−Nunca le había visto tan trastornado −comentó Mu−pao−. Probablemente no debería decírtelo.<br />

Pero cuando le dije que te habías ido, casi se puso frenético.<br />

−¿Le hablaban <strong>los</strong> dioses?<br />

Sería triste que el Maestro la llamara de vuelta sólo porque, por algún motivo, se lo hubiera exigido<br />

el impulso esclavo de su interior.<br />

−No. No lo parecía. Aunque, naturalmente, nunca lo he visto cuando le hablan <strong>los</strong> dioses.<br />

−Naturalmente.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!