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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−Incluso <strong>los</strong> mártires del cristianismo y el islam estaban dispuestos a aceptar recompensas en el<br />

cielo por su sacrificio −dijo Valentine.<br />

−Entonces eran cerdos egoístas −espetó Plantador−. Es lo que decís de <strong>los</strong> cerdos, ¿no? ¿En stark,<br />

en vuestra habla común? Bien, es el nombre adecuado para nosotros <strong>los</strong> cerdis, ¿eh? Nuestros<br />

héroes intentaban todos convertirnos en padres−árbol. Nuestros hermanos−árbol fueron fracasos<br />

desde el principio. A lo único que<br />

servimos fuera de nosotros mismos es a la descolada. Por lo que sabemos, la descolada podría ser<br />

nosotros. Pero yo seré libre. Yo sabré lo que soy, sin la descolada o mis genes o ninguna otra cosa<br />

excepto yo.<br />

−Lo que estarás es muerto −murmuró Ender.<br />

−Pero libre primero −zanjó Plantador−. El primero de mi pueblo en serlo.<br />

Después de que Wang−mu y Jane le dijeran al Maestro Han todo lo que sucedió ese día, después de<br />

que él conversara con Jane sobre su propio trabajo, después de que la casa cayera en el silencio de<br />

la oscuridad nocturna, Wang−mu permaneció despierta en su esterilla en el rincón de la habitación<br />

del Maestro Han, escuchando<br />

sus suaves pero insistentes ronquidos mientras reflexionaba sobre todo lo que se había dicho ese<br />

día.<br />

Había muchas ideas, y la mayoría estaban tan por encima de su capacidad que desesperaba de poder<br />

comprenderlas de verdad. Especialmente lo que dijo Wiggin acerca de <strong>los</strong> propósitos. Le daban el<br />

mérito de haber ofrecido la solución al problema del virus de la descolada, y sin embargo ella no<br />

podía aceptarlo porque no había sido ésa su intención: creyó estar repitiendo tan sólo las preguntas<br />

de Qing−jao. ¿Podía recibir el mérito de algo que había hecho por casualidad?<br />

La gente sólo debería ser reprochada o alabada por lo que hacían conscientemente. Wang−mu<br />

siempre había creído en esto por instinto; no recordaba que nadie se lo hubiera dicho con tantas<br />

palabras. Los crímenes de <strong>los</strong> que responsabilizaba al Congreso eran todos deliberados: alterar<br />

genéticamente a la gente de Sendero para crear a <strong>los</strong> agraciados, y enviar el ingenio M.D. para<br />

destruir el refugio de la otra única especie inteligente que sabían existía en el universo.<br />

Pero ¿era eso lo que pretendían hacer? Tal vez algunos de el<strong>los</strong>, al menos, pensaban que volvían<br />

más seguro el universo para la humanidad al destruir Lusitania. Por lo que Wang−mu había oído<br />

acerca de la descolada, podía significar el final de toda la vida terrestre si empezaba a esparcirse de<br />

mundo a mundo entre <strong>los</strong> seres humanos. Tal vez algunos miembros del Congreso habían decidido<br />

también crear a <strong>los</strong> agraciados de Sendero para beneficiar a toda la humanidad, pero luego pusieron<br />

en sus cerebros el DOC para que no pudieran escapar al control y esclavizar a todos <strong>los</strong> humanos<br />

inferiores y "normales". Tal vez abrigaban buenos propósitos para las terribles acciones que<br />

cometían.<br />

Desde luego, era el caso de Qing−jao, ¿no? ¿Cómo podía Wang−mu condenarla por sus acciones,<br />

cuando ella pensaba que estaba obedeciendo a <strong>los</strong> dioses?<br />

¿No tenía todo el mundo algún noble propósito para sus propias acciones? ¿No era todo el mundo<br />

bueno a sus propios ojos? "Excepto yo −pensó Wang−mu−. A mis propios ojos, soy tonta y débil.<br />

Pero hablan de mí como si fuera mejor de lo que creo. El Maestro Han también me alabó. Y <strong>los</strong>

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