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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−No comprendes −dijo−. No iré a casa contigo. Ésta es mi casa ahora.<br />

Tenía razón: Ender no había comprendido. Pero ahora lo hizo. No se había convertido sólo al<br />

catolicismo. Se había convertido a esta orden de sacrificio permanente, a la que sólo podían unirse<br />

maridos y esposas, y únicamente juntos, para hacer votos de castidad perpetua en su matrimonio.<br />

−Novinha, no tengo ni la fe ni la fuerza para convertirme en uno de <strong>los</strong> Hijos de la Mente de Cristo.<br />

−Cuando las tengas, te estaré esperando aquí.<br />

−¿Es la única esperanza que tengo de estar contigo? −susurró él−. ¿Abstenerme de amar tu cuerpo<br />

como única forma de tener tu compañía?<br />

−Andrew, te deseo. Pero mi pecado durante muchos años fue el adulterio, y ahora mi única<br />

esperanza es negar la carne y vivir en el espíritu. Lo haré sola si debo. Pero contigo... Oh, Andrew,<br />

te echo de menos.<br />

"Y yo a ti", pensó él.<br />

−Como el mismo aire te echo de menos −susurró él−. Pero no me pidas esto. Vive conmigo como<br />

mi esposa hasta que se agote nuestra juventud, y entonces cuando carezcamos de deseo podremos<br />

volver aquí juntos. Podría ser feliz entonces.<br />

−¿Acaso no lo comprendes? −dijo ella−. He hecho una alianza. He hecho una promesa.<br />

−También me hiciste una a mí.<br />

−¿Debo romper mi voto a Dios para mantener el voto que te hice a ti?<br />

−Dios lo entendería.<br />

−Con qué facilidad declaran <strong>los</strong> que nunca oyeron Su voz lo que quiere y lo que no.<br />

−¿Oyes Su voz últimamente?<br />

−Oigo Su canción en mi corazón, como lo hizo el que escribió <strong>los</strong> salmos. El Señor es mi pastor.<br />

Nada me falta.<br />

−El salmo veintitrés. Yo sólo oigo el veintidós.<br />

Ella sonrió tristemente.<br />

−¿Por qué me has perdonado? −citó.<br />

−Y la parte sobre <strong>los</strong> toros de Bashán −añadió Ender−. Siempre me ha parecido estar rodeado de<br />

toros.<br />

Ella se echó a reír.<br />

−Ven a mí cuando puedas −dijo−. Me encontrarás aquí, cuando estés listo.

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