27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

−Entonces sabemos adónde necesitamos ir, pero no podemos llegar desde aquí.<br />

−Hasta anoche no sabía lo suficiente para imaginar si podríamos diseñar esta nueva recolada o no, y<br />

por tanto no tenía ninguna forma de saber que podríamos hacerlo. Suponía que si podía diseñarse,<br />

podía crearse. Estaba dispuesta a hacerlo, dispuesta a actuar en el momento en que Quara cediera.<br />

Todo lo que hemos conseguido es saber, por fin, por completo, que no puede hacerse. Quara tenía<br />

razón. Descubrimos lo suficiente para matar todos <strong>los</strong> virus de la descolada en Lusitania. Pero no<br />

somos capaces de crear la recolada que podría reemplazarla y mantener funcionando la vida aquí.<br />

−Y si usamos la bacteria viricida...<br />

−Todos <strong>los</strong> pequeninos del mundo estarían donde está ahora Plantador dentro de una semana o dos.<br />

Y toda la historia y <strong>los</strong> pájaros y las enredaderas y todo... Tierra calcinada. Una atrocidad. Quara<br />

tenía razón.<br />

Ela volvió a echarse a llorar.<br />

−Sólo estás cansada.<br />

Era Quara, despierta ahora y con un aspecto terrible. El sueño no la había refrescado.<br />

Ela, por su parte, no pudo contestar a su hermana.<br />

Quara parecía estar pensando en decir algo cruel, del estilo de "ya te lo advertí". Pero lo pensó<br />

mejor, se acercó y colocó una mano sobre el hombro de Ela.<br />

−Estás cansada, Ela. Necesitas dormir.<br />

−Sí.<br />

−Pero vamos a decírselo primero a Plantador.<br />

−A decirle adiós.<br />

−Sí, a eso me refería.<br />

Se dirigieron al laboratorio que contenía la habitación esterilizada de Plantador. Los investigadores<br />

pequeninos estaban otra vez despiertos: todos se habían unido a la vigilia de las últimas horas de<br />

Plantador. Miro estaba dentro con él, y en esta ocasión no le pidieron que saliera, aunque Ender<br />

sabía que tanto Ela como Quara ansiaban acompañar al pequenino. En cambio, ambas le hablaron a<br />

través de <strong>los</strong> altavoces, explicándole lo que habían descubierto. Tener el éxito casi al alcance de la<br />

mano era peor, a su modo, que el completo fracaso, porque podía conducir fácilmente a la<br />

destrucción de todos <strong>los</strong> pequeninos, si <strong>los</strong> humanos de Lusitania se sentían suficientemente<br />

desesperados.<br />

−No la usaréis −susurró Plantador.<br />

Los micrófonos, pese a su alto grado de sensibilidad, apenas recogían su voz.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!