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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−¿Por qué?<br />

−Porque existe la posibilidad de que salga y te diga lo que sabe.<br />

−Entonces soy yo quien debería irse, y que todos <strong>los</strong> demás se quedaran.<br />

−No −dijo Miro−. Tú eres la única a quien se lo dirá.<br />

−Si piensas eso, eres un completo...<br />

−Decírselo a otra persona no la herirá lo suficiente para satisfacerla −insistió Miro−. Todo el mundo<br />

fuera.<br />

Ela pensó un instante.<br />

−Muy bien. Volved al laboratorio principal y comprobad vuestros ordenadores −indicó a <strong>los</strong><br />

demás−. Os conectaré a la red si me dice algo, y podréis ver lo que introduzca sobre la marcha. Si<br />

podéis sacar sentido a lo que veáis, empezad a seguirlo. Aunque ella realmente sepa algo,<br />

seguiremos sin tener mucho tiempo para diseñar una descolada truncada para ofrecérsela a<br />

Plantador antes de que muera. Vamos.<br />

Se marcharon.<br />

Cuando Quara emergió de la cámara de esterilización, encontró sólo a Ela y a Miro esperándola.<br />

−Sigo pensando que es un error matar a la descolada antes de intentar hablar con ella −dijo.<br />

−Tal vez −respondió Ela−. Sólo sé que intento hacerlo si puedo.<br />

−Preparad vuestros archivos. Voy a deciros todo lo que sé acerca de la inteligencia de la descolada.<br />

Si funciona y Plantador sobrevive a esto, le escupiré a la cara.<br />

−Escúpele mil veces −dijo Ela−. Con tal de que viva.<br />

Los archivos aparecieron en la pantalla. Quara empezó a señalar en ciertas regiones del modelo del<br />

virus de la descolada. En cuestión de pocos minutos, fue Quara quien estuvo sentada ante el<br />

terminal, tecleando, señalando, hablando, mientras Ela formulaba preguntas.<br />

Jane volvió a hablar al oído de Miro.<br />

−Pequeña zorra −masculló−. No tenía sus archivos en otro ordenador. Lo guardaba todo en la<br />

cabeza.<br />

A últimas horas de la tarde del día siguiente, Plantador estaba al borde de la muerte y Ela al límite<br />

de sus fuerzas. Su equipo había estado trabajando toda la noche. Quara había ayudado,<br />

constantemente, examinando infatigable todo lo que la gente de Ela le traía, criticando, señalando<br />

errores. A media mañana, tenían un plan para un virus truncado que tal vez funcionaría. Toda<br />

capacidad de lenguaje había desaparecido, lo que significaba que <strong>los</strong> nuevos virus no podrían<br />

comunicarse entre sí. Toda la habilidad analítica se había anulado también, al menos por lo que<br />

sabían. Pero a salvo en su sitio estaban todas las partes del virus que mantenían las funciones

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