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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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estuviera allí. Ella era la experta en sortear dilemas éticos. Llegaría pronto, pero ¿a tiempo? Ender<br />

comprendía y en principio estaba de acuerdo con <strong>los</strong> puntos de vista presentados por Quara y<br />

Grego. Lo que más dolía era la necesidad de mantener el secreto, de forma que no podía hablar con<br />

<strong>los</strong> pequeninos, ni siquiera con Humano, sobre una decisión que <strong>los</strong> afectaría a el<strong>los</strong> tanto como a<br />

cualquier colono de la Tierra. Sin embargo, Novinha tenía razón. Descubrir ahora el asunto, antes<br />

de que supieran lo que podía hacerse, provocaría confusión en el mejor de <strong>los</strong> casos, anarquía y<br />

derramamiento de sangre en el peor. Los pequeninos se mostraban ahora pacíficos, pero la historia<br />

de la especie estaba manchada de guerra.<br />

Cuando Ender salió de la verja, de regreso a <strong>los</strong> campos experimentales, vio a Quara delante del<br />

padre−árbol Humano, con <strong>los</strong> pa<strong>los</strong> en la mano, enfrascada en una conversación. No había golpeado<br />

el tronco, de lo contrario Ender la habría oído, así que debía de querer intimidad. Eso estaba bien.<br />

Ender daría un rodeo, para no acercarse demasiado y escucharla por casualidad.<br />

Pero cuando ella vio que Ender la observaba, terminó de inmediato la conversación con Humano y<br />

se dirigió rápidamente al sendero que conducía a la verja. Por supuesto, esto la llevó justo a Ender.<br />

−¿Revelando secretos? −le preguntó él.<br />

No había pretendido que fuera una pulla. Sólo cuando las palabras surgieron de su boca y Quara<br />

adoptó una expresión furtiva comprendió cuál era el secreto que Quara podía haber estado diciendo.<br />

Y sus palabras confirmaron la sospecha.<br />

−La idea de justicia de mi madre no es siempre la mía. Ni la tuya, por cierto.<br />

Ender sabía que ella podía hacer esto, pero no se le había ocurrido que fuera a hacerlo tan<br />

rápidamente después de su promesa.<br />

−Pero ¿es siempre la justicia la consideración más importante? −preguntó.<br />

−Para mí lo es −replicó Quara.<br />

Intentó darse la vuelta y atravesar la verja, pero Ender la cogió por el brazo.<br />

−Suéltame.<br />

−Decírselo a Humano es una cosa. Es muy sabio. Pero no se lo reveles a nadie más. Algunos de <strong>los</strong><br />

pequeninos, algunos de <strong>los</strong> machos, pueden ser muy agresivos si piensan que tienen razón.<br />

−No son sólo machos −protestó Quara−. Se llaman a sí mismos maridos. Tal vez nosotros<br />

deberíamos llamar<strong>los</strong> "hombres". −Sonrió a Ender triunfal−. No eres ni la mitad de liberal de lo que<br />

te gusta creer.<br />

Entonces se abrió paso y atravesó la verja para volver a Milagro. Ender se acercó a Humano y<br />

permaneció de pie junto a él.<br />

−¿Qué te ha dicho, Humano? ¿Te ha dicho que moriré antes de dejar que nadie aniquile a la<br />

descolada, si eso os dañara a ti y a tu pueblo?<br />

Naturalmente, Humano no le ofreció una respuesta inmediata, pues Ender no tenía intención de

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