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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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hicisteis un tratado que requería que cambiarais algunas de vuestras costumbres más enraizadas.<br />

−Queríamos el conocimiento, las máquinas y el poder que tenéis <strong>los</strong> humanos. ¿Qué hay de heroico<br />

en un tratado en el que sólo debemos dejar de mataros, y a cambio recibir un impulso de mil años<br />

en nuestro desarrollo tecnológico?<br />

−No vas a escuchar ninguna conclusión positiva, ¿verdad? −suspiró Valentine.<br />

Plantador continuó, ignorándola:<br />

−Los únicos héroes en esa historia fueron Pipo y Libo, <strong>los</strong> humanos que actuaron con tanto coraje, a<br />

pesar de saber que morirían. El<strong>los</strong> ganaron la libertad de su herencia genética. ¿Qué cerdi ha hecho<br />

eso a propósito?<br />

A Ender le molestó un poco oír a Plantador emplear el término cerdi para referirse a su pueblo. En<br />

<strong>los</strong> últimos años había dejado de ser tan amistoso y afectivo como lo era cuando Ender llegó a<br />

Lusitania; ahora se utilizaba a menudo como una palabra degradante, y la gente que trabajaba con<br />

el<strong>los</strong> normalmente usaba el vocablo "pequenino". ¿A qué tipo de odio contra sí mismo estaba dando<br />

rienda suelta Plantador, en respuesta a lo que había sabido hoy?<br />

−Los hermanos−árbol dieron sus vidas −dijo Ela, servicial. Pero Plantador respondió con desdén:<br />

−Los hermanos−árbol no están vivos como lo están <strong>los</strong> padres−árbol. No pueden hablar. Sólo<br />

obedecen. Les decimos lo que deben hacer, y el<strong>los</strong> no tienen otra opción. Herramientas, no héroes.<br />

−Puedes dar la vuelta a cualquier historia −observó Valentine−. Puedes negar cualquier sacrificio<br />

sosteniendo que con él el doliente se sintió tan bien que no representó sacrificio alguno, sino otro<br />

acto egoísta.<br />

De repente, Plantador se levantó de la silla de un salto. Ender se preparó para verle repetir su<br />

conducta anterior, pero esta vez no circundó la habitación. En cambio, el pequenino se acercó a<br />

donde estaba sentada Ela y colocó ambas manos sobre sus rodillas.<br />

−Sé un modo de convertirme en un auténtico héroe −dijo−. Sé un modo de actuar contra la<br />

descolada. Para rechazarla y combatirla y odiarla y ayudar a destruirla.<br />

−Yo también −asintió Ela.<br />

−Un experimento.<br />

Ella afirmó con un gesto.<br />

−Para ver si la inteligencia pequenina está realmente centrada en la descolada, y no en el cerebro.<br />

−Yo lo haré −se ofreció Plantador.<br />

−Nunca te lo pediría.<br />

−Sé que no. Lo exijo para mí.

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