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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−Eso es. Como si tú o yo pudiéramos contener una pauta para todo un universo en nuestras cabezas.<br />

−Pero tal vez Jane pueda −sugirió Olhado−. ¿No?<br />

−Lo que estáis diciendo, es que tal vez Jane sea Dios.<br />

−Probablemente estará escuchando ahora mismo −asintió Grego−. El ordenador está conectado,<br />

aunque la pantalla esté bloqueada. Apuesto a que se lo está pasando de muerte.<br />

−Tal vez cada universo dura lo suficiente para producir algo como Jane −dijo Valentine−. Y<br />

entonces ella se marcha y crea más y...<br />

−Continúa y continúa. ¿Por qué no?<br />

−Pero ella es una casualidad −dijo Valentine.<br />

−No −respondió Grego−. Ésa es una de las cosas que Andrew ha descubierto hoy. Tienes que hablar<br />

con él. Jane no fue ninguna casualidad. Por lo que sabemos, no existen las casualidades. Por lo que<br />

sabemos, todo ha formado parte de la pauta desde el principio.<br />

−Todo excepto nosotros mismos −dijo Valentine−. Nuestro..., ¿cuál es la palabra para el filote que<br />

nos controla?<br />

−Aiua −respondió Grego. Se lo deletreó.<br />

−Sí. Nuestra voluntad, en cualquier caso, existió siempre, con todas las fuerzas y debilidades que<br />

tiene. Y por eso, mientras formemos parte de la pauta de la realidad, seremos libres.<br />

−Parece que la moralista entra en acción −sonrió Olhado.<br />

−Esto es una completa chaladura −dijo Grego−. Jane va a reírse de nosotros. Pero Nossa Senhora,<br />

es divertido, ¿verdad?<br />

−Eh, por lo que sabemos, tal vez por eso existe el universo −dijo Olhado−. Porque dar vueltas por el<br />

caos y crear realidades es divertido. Tal vez Dios se lo ha estado pasando bomba.<br />

−O tal vez sólo está esperando a que Jane salga de aquí y le haga compañía −susurró Valentine.<br />

Le tocaba a Miro el turno con Plantador. Era tarde, más de medianoche. Y no podía sentarse a su<br />

lado y cogerle la mano. Dentro de la habitación estéril, Miro tenía que llevar un traje, no para<br />

mantener fuera la contaminación, sino para impedir que el virus de la descolada que transportaba<br />

alcanzara a Plantador.<br />

"Si me hiciera una pequeña grieta en el traje −pensó, Miro−, le salvaría la vida."<br />

En ausencia de la descolada, el deterioro del cuerpo de Plantador avanzaba rápido y devastador.<br />

Todos sabían que la descolada se había mezclado con el ciclo reproductor pequenino y les había<br />

posibilitado la tercera vida como árboles, pero hasta entonces no había quedado claro cuánto de su<br />

vida diaria dependía de la descolada. Quienquiera que diseñó el virus era un monstruo despiadado y

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