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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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Raíz no estarán entre el<strong>los</strong>, ¿verdad? Son muy sabios.<br />

−¡También lo es Qing−jao! −exclamó Wang−mu.<br />

Habló con más pasión de lo que pretendía. Pero la lealtad de una doncella secreta muere lentamente.<br />

−No pretendíamos decir que no lo fuera −contemporizó Wiggin−. Pero desde luego, no está siendo<br />

sabia en este tema, ¿no?<br />

−En este tema no −reconoció Wang−mu.<br />

−A eso nos referimos. A nadie le gusta descubrir que la historia de su propia identidad en la que<br />

siempre ha creído es falsa. Los pequeninos, muchos de el<strong>los</strong>, piensan que Dios <strong>los</strong> hizo especiales<br />

de algún modo, igual que vuestros agraciados.<br />

−¡Y no somos especiales, ninguno! −gimió Wang−mu−. ¡Somos todos tan corrientes como el barro!<br />

No hay ningún agraciado. No hay dioses. No se preocupan por nosotros.<br />

−Si no hay dioses −dijo Ela, corrigiéndola suavemente−, entonces apenas pueden preocuparse de un<br />

modo u otro.<br />

−¡Nada nos creó excepto para sus propios propósitos egoístas! −gritó Wang−mu−. Para quienquiera<br />

que crease la descolada, <strong>los</strong> pequeninos son sólo parte de su plan. Y <strong>los</strong> agraciados forman parte del<br />

plan del Congreso.<br />

−Como alguien cuyo nacimiento fue solicitado por el gobierno −dijo Wiggin−, comprendo tu punto<br />

de vista. Pero tu reacción es demasiado apresurada. Después de todo, mis padres también me<br />

desearon. Y desde el momento en que nací, como todas las demás criaturas vivas, tuve mi propio<br />

propósito en la vida. Sólo porque la<br />

gente de tu mundo se equivocara al creer que su conducta DO C eran mensajes de <strong>los</strong> dioses no<br />

significa que no existan dioses. Sólo porque tu antigua comprensión del sentido de tu vida se haya<br />

visto contradicha no significa que tengas que decidir que no hay ningún sentido.<br />

−Oh, sé que hay un sentido −masculló Wang−mu−. ¡El Congreso quería esclavos! Por eso crearon a<br />

Qing−jao, para que fuera su esclava. ¡Y ella quiere continuar bajo su dominio!<br />

−Ése fue el propósito del gobierno −contestó Wiggin−. Pero Qing−jao también tuvo una madre y un<br />

padre que la amaron. Igual que yo. Hay muchos propósitos diferentes en este mundo, muchas<br />

causas distintas para todo. Sólo porque una causa en la que creías resultara ser falsa no significa que<br />

no existan otras causas en las que pueda confiarse.<br />

−Oh, supongo que sí −dijo Wang−mu.<br />

Ahora se avergonzó de sus arrebatos.<br />

−No inclines la cabeza ante mí −pidió Wiggin−. ¿O lo estás haciendo tú, Jane?<br />

Jane debió de contestarle, una respuesta que Wang−mu no llegó a oír.<br />

−No me importa cuáles sean tus costumbres −declaró Wiggin−. El único motivo para inclinarse así

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