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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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Sendero sólo para verla. Pues era bien sabido que la auténtica santidad únicamente podía<br />

encontrarse en un lugar y en una sola persona, la anciana cuya espalda estaba ahora<br />

permanentemente curvada, cuyos ojos no podían ver más que las líneas de <strong>los</strong> sue<strong>los</strong> de la casa de<br />

su padre.<br />

Santos discípu<strong>los</strong>, hombres y mujeres, atendían ahora la casa en lugar de sus criados. Pulían <strong>los</strong><br />

sue<strong>los</strong>. Preparaban su sencilla comida y la dejaban donde pudiera encontrarla ante las puertas de las<br />

habitaciones: ella comía y bebía sólo cuando terminaba una habitación. Cuando un hombre o una<br />

mujer de cualquier lugar del mundo conseguía un gran honor, acudía a la Casa de Han<br />

Qing−jao, se arrodillaba y seguía una línea en la madera. Así, todos <strong>los</strong> honores fueron tratados<br />

como si fueran meras decoraciones del honor de la santa Han Qing−jao.<br />

Por fin, apenas unas semanas después de que cumpliera <strong>los</strong> cien años, encontraron a Han Qing−jao<br />

acurrucada en el suelo de la habitación de su padre. Algunos dijeron que ése era el punto exacto<br />

donde su padre se sentaba siempre cuando ejecutaba sus trabajos; resultaba difícil asegurarlo, ya<br />

que todos <strong>los</strong> muebles de la casa habían sido retirados hacía tiempo. La santa mujer no estaba<br />

muerta cuando la encontraron. Permaneció postrada varios días, murmurando, murmurando,<br />

pasándose las manos por el cuerpo como si siguiera las líneas en su carne. Sus discípu<strong>los</strong> la<br />

atendían por turnos, diez cada vez, escuchándola, tratando de comprender sus murmul<strong>los</strong>,<br />

transmitiendo las palabras como mejor las comprendían. Fueron escritas en un libro titulado Los<br />

Susurros Divinos de Han Qing jao.<br />

Sus palabras más importantes fueron las que pronunció al final.<br />

−Madre −susurró−. Padre. ¿Lo he hecho bien?<br />

Y entonces, dijeron sus discípu<strong>los</strong>, sonrió y murió.<br />

No llevaba un mes muerta cuando se tomó la decisión en todos <strong>los</strong> temp<strong>los</strong> y altares de cada ciudad<br />

y pueblo y aldea de Sendero. Por fin había una persona de tan destacada santidad que Sendero podía<br />

elegirla como protectora y guardiana del mundo. Ningún otro mundo tenía un dios así, y lo<br />

admitieron libremente.<br />

"Sendero está bendito por encima de todos <strong>los</strong> demás mundos −aseguraron−. Pues el dios de<br />

Sendero es Gloriosamente Brillante."<br />

1 En inglés, rogue people. La palabra rogue (pícaro, bribón) define también al elefante feroz y<br />

peligroso. De ahí la asociación de ideas de Valentine. (N. del T.)<br />

<strong>Card</strong>, O. S. Ender el Xenócida

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