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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−Te olvidas de que partimos de la premisa que el deseo lo crea todo −intervino Olhado.<br />

−Cierto, lo olvidé −dijo Grego−. También suponemos que la reina colmena tiene razón en que <strong>los</strong><br />

filotes no organizados responden a pautas en la mente de alguien, asumiendo cualquier rol que esté<br />

disponible en esa pauta. De forma que las cosas que están comprendidas en el Exterior existirán<br />

inmediatamente aquí.<br />

−Todo eso está perfectamente claro. Me extraña que no se os ocurriera antes.<br />

−Cierto −dijo Grego−. Así es como lo hacemos. En vez de intentar mover físicamente todas las<br />

partículas que componen la nave espacial y sus pasajeros y el cargamento desde la estrella A a la<br />

estrella B, simplemente lo concebimos todo (la pauta entera, incluyendo todos <strong>los</strong> contenidos<br />

humanos) como existentes, no en el<br />

Interior, sino en el Exterior. En ese momento, todos <strong>los</strong> filotes que componen la nave y la gente<br />

dentro de ella se desorganizan, atraviesan el Exterior y se reagrupan allí según la pauta familiar.<br />

Entonces volvemos a hacer lo mismo, y volvemos al Interior..., sólo que ahora estamos en la estrella<br />

B. Preferiblemente en una órbita segura a cierta distancia.<br />

−Si todos <strong>los</strong> puntos de nuestro espacio corresponden a un punto del Exterior, ¿no tendríamos que<br />

viajar allí en vez de aquí?<br />

−Las reglas son diferentes allí. No hay ningún lugar. Asumamos que, en nuestro espacio, la<br />

localización relativa es simplemente un artificio del orden que siguen <strong>los</strong> filotes. Es una<br />

convención. Lo mismo pasa con la distancia, por supuesto. Medimos la distancia según el tiempo<br />

que se tarda en recorrerla..., pero sólo hace falta esa cantidad de tiempo porque <strong>los</strong> filotes de <strong>los</strong> que<br />

están compuestos materia y energía siguen las convenciones de las leyes naturales. Como la<br />

velocidad de la luz.<br />

−Sólo obedecen al límite de la velocidad.<br />

−Sí. Excepto que para el límite de la velocidad, el tamaño de nuestro universo es arbitrario. Si se<br />

considera que nuestro universo es una esfera, entonces si te colocas fuera de la esfera, podría tener<br />

igualmente un centímetro de diámetro, que un millón de años−luz o un trillón.<br />

−Y cuando vamos al Exterior...<br />

−Entonces el universo Interior tiene exactamente el mismo tamaño que cualquiera de <strong>los</strong> Pilotes no<br />

organizados de allí: ninguno. Es más, ya que allí no existe ningún lugar, todos <strong>los</strong> filotes de ese<br />

espacio están igualmente cerca o no cerca del emplazamiento de nuestro universo. Y por eso<br />

podemos volver al espacio Interior<br />

en cualquier punto.<br />

−Eso casi lo hace parecer fácil −observó Valentine.<br />

−Bueno, sí.<br />

−El deseo es lo que resulta difícil −apuntó Olhado.<br />

−Para contener la pauta, hay que comprenderla realmente −dijo Olhado−. Cada filote que gobierna

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