27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

−¿Por qué?<br />

−Porque si no es más que un conjunto de programas, aunque sean programas que se autoescriben y<br />

se autorrevisan, fue creada por algún programador o algún grupo de programadores en alguna parte.<br />

En ese caso, sólo está ejecutando el programa que le fue dado desde el principio. No tiene libre<br />

albedrío. Es una marioneta. No una persona.<br />

−Bueno, en ese tema, tal vez estás definiendo el libre albedrío de una manera muy limitada −opinó<br />

Ender−. ¿No somos iguales <strong>los</strong> seres humanos, programados por nuestros genes y nuestro entorno?<br />

−No.<br />

−¿Qué si no, entonces?<br />

−Nuestras conexiones filóticas dicen que no somos iguales. Porque somos capaces de conectar unos<br />

con otros por simple voluntad, cosa que ninguna otra forma de vida de la Tierra puede hacer. Hay<br />

algo que tenemos, algo que somos, que no fue causado por ninguna otra cosa.<br />

−¿Qué, nuestra alma?<br />

−Ni siquiera eso −dijo Miro−. Porque <strong>los</strong> sacerdotes dicen que Dios creó nuestras almas, y eso nos<br />

pone bajo el control de otro marionetista. Si Dios creó nuestra voluntad, entonces Él es responsable<br />

de todas las opciones que tomamos. Dios, nuestros genes, nuestro entorno, o algún estúpido<br />

programador que teclea un código en un antiguo terminal...; no hay ningún libre albedrío que pueda<br />

existir si nosotros como individuos somos el resultado de alguna causa externa.<br />

−Entonces, según recuerdo, la respuesta fi<strong>los</strong>ófica oficial es que el libre albedrío no existe. Sólo la<br />

ilusión de tal cosa, porque las causas de nuestra conducta son tan complejas que no podemos<br />

explicarlas. Si tienes una fila de piezas de dominó que se derriban unas a otras, entonces siempre<br />

puedes decir: mira, esta pieza se cayó porque esta otra la empujó. Pero cuando tienes un número<br />

infinito de piezas que pueden seguir en un número infinito de direcciones, nunca encontrarás dónde<br />

comienza la cadena causal. Así que piensas: esa pieza se cayó porque quiso.<br />

−Bobagem −masculló Miro.<br />

−Bueno, admito que es una fi<strong>los</strong>ofía sin ningún valor práctico. Valentine me lo explicó una vez de<br />

esta forma: aunque no existe el libre albedrío, tenemos que tratarnos unos a otros como si existiera<br />

para poder vivir juntos en sociedad. Porque de otro modo, cada vez que alguien hace algo terrible<br />

no se le puede castigar, porque sus genes o su entorno o Dios le instaron a hacerlo, y cada vez que<br />

alguien hace algo bueno, no se le puede honrar, porque también fue una marioneta. Si piensas que<br />

<strong>los</strong> que te rodean son marionetas, ¿por qué molestarte en hablarles? ¿Por qué idear nada o crear<br />

nada, ya que todo lo que ideas o creas o deseas o sueñas surge sólo del guión que el marionetista te<br />

dio?<br />

−Desesperación −dijo Miro.<br />

−Así, nos consideramos a nosotros mismos y a todos <strong>los</strong> que nos rodean seres volitivos. Nos<br />

tratamos como si hiciéramos las cosas con un propósito determinado, y no porque nos empujan<br />

desde atrás. Castigamos a <strong>los</strong> criminales. Recompensamos a <strong>los</strong> altruistas. Ideamos y construimos

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!